CRÓNICA DE UNA
DESILUSIÓN EN CUATRO PARTES
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar en materia con
el esperadísimo nuevo trabajo de José
González, debo hacer un par de aclaraciones que pongan al lector en
contexto. La primera, soy fan confeso de este hombre. En serio, me parece un
genio. Segunda, nunca he sido, ni lo soy ahora, un gran seguidor del género. Me
gusta el rollo cantautor, sí, y he escuchado cosas aquí y allá, pero valga como
ejemplo representativo que descubrí a Nick
Drake y su conmovedor Pink Moon hace poco más de un año. Seguidor
apasionado del alumno mucho antes que de su maestro.
Este alumno aventajado, sueco
de origen argentino, no es precisamente lo que suele denominarse como autor
prolífico. Tres largas duraciones en doce años en su carrera solista (otros
proyectos al margen, como Junip) y más
de siete de brecha entre el anterior y éste, son un dato concluyente. Tan larga
espera y el estatus que él mismo se ha construido en la escena indie no pueden generar sino altas
expectativas ante la recepción de Vestiges
& Claws. Veamos qué opina El blog de Melomaniacs, tras esta humilde
introducción.
NUDO
Parece ser que González ha
decidido vestirse y salir a tocar a la calle. Lejos queda ya aquel José desnudo
y tímido que tocaba resguardado entre las sombras de Veneer. A menos distancia, el que, a punto de cerrarse la noche,
tocaba bajo la farola solitaria de In Our
Nature. Y no es que ahora, permítaseme la expresión, sea la alegría de la huerta en sus
composiciones o en su lírica; obviamente no. Su música sigue siendo reposada e
introspectiva y sus letras siguen planteando dudas sobre la existencia humana
en el mundo actual, pero en ambas se percibe un cambio de actitud general que viste
el conjunto de su tercer álbum. Es música de atardecer, de atardecer de
esperanza y alegría contenida.
Es eso. Precisamente eso. Vestiges
& Claws es un cambio de humor definitivo en su música. El resultado es más
optimista, más colorido, más revestido de
nuevos sonidos. Varios de estos matices ya aparecían ocasionalmente en su
trabajo anterior, pero aquí se asientan como agente común en la gran mayoría de
temas, en los que encontramos muchas percusiones, más guitarras, voces
dobladas, coros, palmas, flautas, cellos, silbidos… El conjunto se presenta
mucho más variado y alegre al oído, hecho reforzado por las letras, que, según
el propio autor, “son más claras y menos autoindulgentes”. En el apartado de producción,
González ha decidido autogestionarse, optando por un sonido algo rugoso y
distorsionado, lo que a mi entender supone un acierto dada la naturaleza del
artista y de su aproximación al público: se pretende una cercanía real,
cotidiana, callejera, humana. “It’s in
his nature”, podríamos decir. Un trabajo de estudio totalmente nítido e
impoluto no hubiera sido coherente.
DESENLACE
A partir de este momento, abandono
el modo descriptivo y resuelvo esta reseña como si de una tragedia se tratara:
a través de las emociones. Y mi emoción principal es la desazón, el desencanto.
No puedo mentir, tengo problemas con el álbum. Le he dado cien repasos y no
consigo que me guste y, claro está, lo que no entra no entra, no es cuestión de
forzarse. A bote pronto, atisbo dos motivos principales: uno, me gusta
muchísimo más el José González desnudo y compungido de Veneer o de Cycling
Trivialities que esta versión esperanzada y animada; y dos, el álbum
empieza con un temazo increíble que me recuerda demasiado a ese José solitario
del primer álbum. Ese inicio ha supuesto un arma de doble filo: me
gusta demasiado y hace que no me guste demasiado el resto. Todo lo que más me
hacía vibrar de su música acaba en el último segundo del corte inicial en
Vestiges & Claws. Drama.
Aprecio la evolución y la
entiendo: es totalmente lógica respecto a sus dos álbumes anteriores. Aprecio
obviamente la calidad compositiva y técnica. Aprecio muchos de los arreglos.
Pero no vibro. No me emociono como cada
vez que escucho Remain, Crosses,
Hints, All We Deliver, Lovestain, Deadweight on Velveteen, o la apoteósica Cycling Trivialities. Incluso con Down the Line y con sus magníficas versiones, Heartbeats o Teardrop. No
siento ese espectro de estados al que me transportan esos temas y que abarcan
desde pasión contenida, desgarro, recogimiento o extraña tensión, hasta esa esperanza
comedida inherente a la melancolía. No cierro los ojos y dejo que sus dedos y
su voz me mantengan en un trance imperturbable. No me entran ganas de llorar mientras sonrío. Es más,
es acabar la espectacular apertura, With
the Ink of a Ghost, y me aburro. Me aburro y no os podéis imaginar lo que me jode
publicar esto.
EPÍLOGO
Los artistas evolucionan con el
tiempo y lo plasman en sus propuestas, al menos muchos de ellos, y es algo que
siempre aplaudiré, aunque, como en este caso, no me convenza el resultado. Hace
años alguien me dijo que Radiohead
debería haberse cambiado el nombre tras el OK
Computer porque era una vergüenza que siguieran publicando álbumes tan
diferentes bajo el mismo nombre. No puedo estar más en desacuerdo, pero de esto
se trata, de que cada uno opinemos a nuestra manera. No me ha gustado el álbum
reseñado pero, de momento, sigo creyendo en José González y mantengo la esperanza de que crezca con el tiempo. Buena prueba de ello
es el vinilo de este Vestiges &
Claws que está esperando a mi llegada a casa para ser abierto.
Puntuación: 5,5/10
Sello: Imperial Recordings / Peacefrog Records


A mi me pasó algo parecido con algunas canciones, ¡es una pena! Pero en directo González con este disco te hace cambiar un poquito de opinión. :-)
ResponderEliminar¡Eso espero! La vez que lo vi en directo hace años me impresionó de la hostia, es un grande. Si nada falla, podré estar en su directo del Primavera Sound y escuchar los temas nuevos, que seguro que ganan ;-)
ResponderEliminar