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jueves, 14 de mayo de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: TORCHE + Mount Cane - 08.05.2015 (Razzmatazz 3, Barcelona)

MOVIENDO EL ESQUELETO A RITMO DE SLUDGE

Seguimos de semana grande en Barcelona. En esta ocasión era turno para Torche, esos evangelizadores del sludge más pegadizo y divertido que existe hoy en día en toda la escena. Abrían para ellos los locales Mount Cane, a los que pude ver solo en sus últimos tres temas, gracias a la incompetencia supina de la sala, en cuya web se habían modificado erróneamente los horarios, retrasando el inicio del concierto en una hora. Así pues, me presenté puntual según el "nuevo horario" y, para mi sorpresa, al entregar la entrada en el acceso a la sala, pregunté por el ruido y me dijeron que el bolo había empezado hacía un rato, con algo de retraso pero sobre la previsión original. Ante mi indignación, la persona encargada del control de acceso, a mi entender, el promotor del bolo, me insistió en que siempre me fíe de los horarios de las promotoras más que de las salas, al menos en su caso. En fin, tomo nota.



Empecemos: solo pude ver 15-20 minutos de actuación de los barceloneses, que practicaban un sludge bastante genérico y sin grandes holguras. Su actitud y energía estuvieron a un buen nivel y podría decirse que, tratándose del típico perfil de telonero local, ofrecieron lo que se esperaba de ellos.

Poco después, subía a las tablas de la asimétrica Razz 3 la formación de Miami y no es que tuviera "miedo" de que hicieran un mal bolo, ni mucho menos, pero sí temía que se centraran demasiado en su último disco, ese Restarter aburrido y decepcionante que nos entregaron hace unos meses. Afortunadamente, los de Steve Brooks, no se andaron con chiquitas y empezaron en modo apisonadora. Abrir con Piraña / Sandstorm es abrir con éxito, es hacer una declaración de intenciones y meterse al público en el bolsillo. Desde ese momento, puro disfrute.


Quien conoce a Torche es consciente de que hay cabida para la "diversión", los hooks y los momentos catchy en el metal. Perdón, en el sludge metal, que esta gente afina su sexta cuerda en la y suenan pesados, distorsionados y enfermizos como el infierno cuando se lo proponen. Ése es su sello, mezclar ambas cosas para un resultado final único, sobre todo por su infinito buen rollo, y eso es lo que consiguieron provocar en el público. Con un setlist pre-bises muy equilibrado, conectaron rápidamente con su audiencia, que nos dedicamos no solo a agitar nuestras cabezas, sino también a mover un poco el esqueleto a ritmo de trallazos como Grenades, Healer, Kicking o Vampyro. Si bien el sonido podría haber sido algo mejor (las segundas voces de Andrew Elstner no se escuchaban demasiado desde mi posición, algo que también sucedía en ocasiones con su guitarra, y, por otro lado, el sonido general se presentaba ligeramente embarullado) la actuación de los de Florida fue notable. Su base rítmica aúna la contundencia en las pesadísimas líneas de bajo de Jonathan Núñez y la excelente labor a las baquetas de Rick Smith, que dota de mucha versatilidad rítmica a la banda y que ofreció todo un recital de contratiempos en sus riffs. Sobre ella, Elstner y Brooks jugaban con sus guitarras y voces para dar ese color especial que tiene su música.

Como el lector podrá comprobar fácilmente, gracias al empeño de la casa en ofrecer material de calidad (ver foto), la banda nos tenía preparado un bis con cuatro temas, todos ellos de su última obra. Si hasta el momento, la elección de su repertorio me había parecido muy acertada, no puedo decir lo mismo de su cierre. Entiendo que quieran dar importancia y promocionar su Restarter, pero así no consiguieron sobre la audiencia el mismo efecto que con sus elecciones previas. Hubiera bastado concluir con cualquiera de esos memorables y movidos temas de 2-3' para mandarnos a casa con el mejor sabor de boca. Con el 1:26 de Walk It Off hubiera servido. Pero no. Habrá que estar atentos a la dirección artística que toma la banda a partir de ahora. Por mi parte, voto por que su próximo álbum se titule ReRestarter.

Al margen de actuación y sonido, presenciamos a unos Torche relativamente cercanos con el respetable, interactuando en ocasiones, si bien no aprovecharon demasiado el habla hispana de su bajista. En todo caso, sin ser adalides de la comunicación, su actitud fue positiva y totalmente acorde con su música.

En fin, muy buen bolo de Torche, que siempre son superagradecidos de presenciar en directo. Mantienen a uno con el cuerpo siempre en movimiento y con un buen rollo increíble... en un concierto de metal. Sí, ya lo he dicho, pero es que es digno de encomio, ¡coñe! Como apunte final, añadir que quien escribe estas líneas se trasladó raudamente a la sala Rocksound, donde le esperaba PMD, para asistir al concierto conmemorativo del 2º aniversario de Red Sun, en el que tocaban Cuzo (Barcelona), Arenna (Euskadi) y Radar Men From The Moon (Holanda). Como micro crónica del evento valga comentar que fue un intenso momento de psicodelia con tres buenos grupos, muy diferentes entre sí, que hicieron las delicias de los allí presentes con sus variadas formas de llevarnos de viaje por sus particulares universos lisérgicos. Además, volvió la comunión triangular que nunca falla: Rocksound, PMD y un servidor.

Club: Razzmatazz 3
Lugar: Barcelona
Fecha: 08.05.2015
Valoración
Mount Cane: discretos pero cumplidores.
Torche: super disfrutable concierto para headbangear y bailárselo a tope con su sludge pegadizo
Comando Melomaniacs: Peter OD.

lunes, 11 de mayo de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: GOD IS AN ASTRONAUT + Soul Aside - 07.05.2015 (Music Hall, Barcelona)

EN LAS GRANDES LIGAS DEL POST ROCK EN DIRECTO

Nada como volver de la otra punta del mundo y, en muy poco tiempo, tener una de esas semanas de conciertos que a cualquiera haría pensar que se encuentra en el Reino Unido o Estados Unidos. Tras el nirvana de Mono, nos llegaba otra dosis de post rock a la ciudad condal, aunque se encuentre en las antípodas dentro del género respecto a la propuesta de los nipones. God Is An Astronaut volvían a Barcelona dos años después de su última visita y repetían emplazamiento: el Music Hall de Rambla Catalunya.

Abrieron el bolo los locales Soul Aside, que presentaban su primer lagro, llamado Canvas. La banda ejecutaba un post rock con mucho poso de rock alternativo / emo y con un sonido, a mis oídos, bastante barcelonés. Por momentos me recordaban a The Unfinished Sympathy, en algunos matices a la emotividad Madee y en otros a Exxasens. Todo quedaba en casa. Su concierto fue crecimiento constante: empezaron sonando bastante mal, pero mejoraron en cada uno de sus temas para concluir de forma notable. No solo su mejor sonido llegó en la clausura, sino que reservaron para el momento su mejor corte, elevando el listón de su concierto considerablemente.

God Is An Astronaut salían a la palestra a realizar el último bolo de su gira europea, que antecede al lanzamiento de su nuevo disco, Helios | Erebus, que aún tiene que ver la luz. Los irlandeses parecen haber invertido el orden lógico de la cultura musical en lo que a lanzamientos - giras se refiere, pero tampoco vamos a condecerles el dudoso mérito de ser los primeros en deleitarnos con semejante organización. Pero quedémonos con lo bueno: son una banda activa, que no para de girar y que derrocha energía y calidad a raudales sobre los escenarios. Veamos qué tal fue su espectáculo del pasado jueves.

La formación de los hermanos Kinsella es un valor seguro en directo. Esta era la cuarta vez que tenía la oportunidad de verlos y puedo asegurar que suenan realmente bien, sólidos y potentísimos. Para mí, como les sucede a muchos otros compañeros de género, destacan mucho más en directo que en estudio, donde, en mi opinión, trazan una clara línea descendente con sus últimos discos. Expectante me hallo ante qué nos ofrece el que tienen a punto de salir del horno. Pero centrémonos en el bolo, que esta vez no contaba con la proyección de audiovisuales, algo habitual en GIAA. Abrieron con Reverse World, de su todavía último álbum, para dar paso al primer momento vintage con The End Of The Beggining y Fragile, a las que acompañó Echoes, uno de sus mejores temas en toda su discografía. En este primer tramo ya pudimos comprobar las credenciales de los irlandeses: temas post rockeros de desarrollo corto, efectivos crescendos de poca duración, juego asociativo entre teclados/sintes y guitarras y, en definitiva, mucha más potencia que en sus grabaciones de estudio. Otro elemento destacable es la utilización de las voces en su música: todos consideramos a GIAA como un grupo instrumental, y es que éstas no son más que otro instrumento al servicio del conjunto. Sin articular palabras, simplemente aportando notas muy tocadas por los efectos, muy a lo Mogwai, las cuerdas vocales de Torsten Kinsella y Jamie Dean, contribuían a la creación de esas atmósferas tan vitales en sus composiciones.

El setlist nos ofreció mucha variedad: temas de su venidero trabajo y de los anteriores sin excepción, para que cada fan pudiera encontrar su momento durante la actuación. Todos ejecutados con altas dosis de energía, cuya mejor representación fueron las dos ocasiones en que Jamie Dean saltó con su guitarra a la pista para rockear entre los asistentes. El final se acercaba y el cuarteto sabía que debía jugar fuerte sus últimas manos. Así, nos deleitaron con Forever Lost y Fire Flies and Empty Skies para despedirse, aunque solo momentáneamente, ya que en su bis nos brindaron un tema nuevo y Suicide By Star, dejando claro, no solo en la elección de temas de clausura, sino en todo su repertorio, que cuando se trata de agradar al respetable, All Is Violent All Is Bright sigue siendo su mejor trabajo. Amén.

GIAA volvieron a demostrar que son un grupo de primera división en lo que a directos se refiere. Consiguen imprimir una potencia a su música de la que sus álbumes adolecen ligeramente. Veremos, insisto, que nos entregan con Helios | Erebus, porque, lamentablemente, sus grabaciones están haciendo decrecer mi interés en su propuesta, algo que no me pasa cuando los presencio en vivo. Cosas del post rock.


Club: Music Hall
Lugar: Barcelona
Fecha: 07.05.2015
Valoración
Soul Aside: inicio flojo; desarrollo de menos a más; gran final.
GIAA: directo de primera división postrockera
Comando Melomaniacs: Peter OD.


MELOMANIACS ON TOUR: MONO + Helen Money - 02.05.2015 (La [2] de Apolo, Barcelona)



… Y TOCAMOS EL CIELO… 

El pasado 2 de mayo fue un día tremendamente especial para un servidor: tras mi reciente regreso de China, Melomaniacs se volvía a reunir para asistir a un concierto que, ni más ni menos, nos brindaba a los japoneses Mono, banda que, sin ningún género de dudas, entra en mi TOP 5 musical de todos los tiempos. Obviamente, el escenario era cuanto menos emocionante, en lo más amplio y profundo del término.

Allí estábamos todos a excepción de ChusNoMore, que es como el primo hermano al que se quiere con locura y que emigró al extranjero a trabajar: se deja ver muy poco pero siempre está presente en espíritu. Así pues, Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, Psychedelic Mystic Dani y una invitada de excepción para la fecha, Rosa, junto a quien les escribe, fuimos el megacomando melomaníaco encargado de disfrutarnos y cubrir el evento.

Tras algo de investigación en la red, la intrépida Helen Money había generado cierta expectación, no solo por su idiosincrasia musical sino también por haber colaborado con sus cuerdas en grabaciones de grupos como los propios Mono, Russian Circles o Anthrax. En la cola del Apolo compartimos las ganas por descubrir en directo su propuesta, que, para los profanos, consiste en su cello, muchos pedales de distorsión y altas dosis de agresión sonora. En mi primer intento de síntesis explicativa tras visionar alguno de sus vídeos en youtube, afirmé que el rollo de esta americana resultaba de imaginar una mezcla entre la densidad de Sunn O))), la construcción de temas vía loop station de Russian Circles y riffs a lo Tool, todo escupido impúdicamente al público por un violoncelo tremendamente rabioso. Tras presenciar su directo, corroboro mis conjeturas, en un acto de autocomplacencia que espero sepan perdonarme. 

Los casi tres cuartos de hora que tuvo la californiana de 55 años sobre las tablas de La [2] consiguieron algo de mucho mérito para cualquier artista: no dejar indiferente a NADIE. Sus atmósferas densas y opresivas fueron el telón de fondo de todos sus temas, en los que muchos aprendimos todo el partido que se le puede sacar a un cello. Las técnicas de ejecución variaban con fluidez y, así, podíamos verla en modo clásico frotar sus cuerdas con el arco, y, solo un pestañeo después, usarlo para golpearlas con violencia... hasta acabar deshilachándolo. En otras ocasiones, prescindía de él, pero no de la vehemencia en su técnica manual de pizzicato y tapping. Sus loops permitían entremezclar todos estos recursos entre sí y autoconstruir cada tema en directo, al más puro estilo Mike Sullivan. Algunas baterías grabadas apoyaban determinados fragmentos. Muchos otros brotaban en compases irregulares pero todo, siempre, bajo la furia disonante y el estruendo sonoro subyacente a los brazos de Helen Money. 

Las sensaciones tras la conclusión de su actuación fueron dispares, como era presumible. Yo, sinceramente, disfruté de su concierto. A algunos les sorprendió, a otros les aburrió, a otros les pareció largo. A mí me gustan estas propuestas, y me parecen necesarias en la música y en el arte en general. En el caso de Helen Money, además de originalidad, transgresión y eclecticismo, se aprecia calidad y actitud (pasión intensa durante los temas y humildad y cercanía entre ellos al dirigirse al público) así que, desde aquí, mi aplauso para ella.

Turno para Mono y difícil tarea la mía, la de intentar poner palabras a la orgía sensorial que se produjo bajo el asfalto de Nou de la Rambla, 113. Yo sabía a lo que iba, no en vano era mi cuarta presencia en uno de sus directos, pero no fui capaz de anticipar la magnitud de la experiencia. ¿Sabéis por qué? Porque prever ese sonido y ese-nivel-de-magia era imposible. Superaron todo lo superable y se elevaron tan, pero tan alto, que a su mismo nivel solo podemos encontrar auténticas deidades musicales.

Como era previsible, abrieron su set con Recoil, Ignite, primer corte de su último disco, Rays of Darkness, primero sin contar con arreglos de cuerda en quince años. Durante los trece minutos de travesía inicial, Taka y compañía dejaron bien claro cuál iba a ser el camino a seguir. Cuando un grupo como Mono, que se mueve en los extremos de la música, que estremece con la belleza más frágil y pausada, que dinamita cajas torácicas y desata nuestra oscuridad más profunda, suena tan jodidamente bien en su primer tema significa que el viaje va a ser memorable. Y muchas otras cosas más, como que el nivel actual de la banda es superior. Nada más terminar el corte, Grandpa y Metal Lawyer, convinieron que solo con el primer tema habían destrozado el bolo de los mismísmos Russian Circles en Bikini de unas semanas atrás… y eso que RC son palabras pero que muy mayores y que ambos son fans acérrimos de los de Chicago. Veamos, yo no estuve allí, pero para que Russian sonaran mal, muchos problemas ajenos debieron padecer. Seguro.

Tras la demoledora apertura, los oriundos de Tokyo dieron un paso atrás en su discografía y nos condujeron a un tema (Unseen Harbor) de su anterior obra (For My Parents). Con él disfrutamos de la vertiente más preciosista del grupo, en un corte donde los tremolo picikings  abren camino constantemente y en el que, en su juego de dinámicas, el crescendo nunca llega a explotar pero el oyente siempre se mantiene en alta excitación. Prosiguieron los nipones con Kanata, esa joya contenida en The Last Dawn, publicado al mismo tiempo que Rays of Darkness, y con el que nos robaron el aliento y el corazón. Tamaki se sentaba al teclado para adentrarnos en uno de sus temas más bellos y que funcionó a la perfección en directo.


El concierto avanzaba, inexorable, por senderos de ensueño, y llegó Pure As Snow como una corriente de aire tibio para envolvernos y realzar nuestro vuelo todavía más arriba, todavía más gozoso. En su inicio, nos elevaron allá donde se gesta la nieve, con esas guitarras tan poéticas y sencillas, con esa percusión tan sutil y cuidada, y ese bajo minimalista que envuelve el conjunto. Sentir las notas del desarrollo central del tema en directo es algo impresionante: parecen crecer dentro de uno mismo e invadir todo nuestro cuerpo, poco a poco, llenándonos, expandiéndonos. Idéntica sensación parecía vivirse en el escenario: Tamaki empezaba a desatarse al bajo, Takada a incrementar la intensidad de sus golpes y, cuando el primer estallido del tema nos abría los ojos, pudimos ver a Taka y Yoda en pie de guerra con sus guitarras, por primera y única vez en la actuación. Y es que Pure As Snow sonó tan bien, tan oscura y arrebatadora en su tormenta de distorsión final, que se adueñó del público, sumiéndonos en un trance del que nadie hubiese querido salir jamás. La épica final con ambos guitarristas arrodillados, jugando con la saturación del sonido en sus pedales, suponía la guinda al pico de clímax del concierto.
 


Por motivos todavía desconocidos, Halcyon se caía del setlist y con ello la oportunidad de escuchar una canción previa a sus últimos tres trabajos. Pasamos, pues, a Where We Begin, también de The Last Dawn, en la que, manteniendo al máximo la calidad del sonido, Mono nos ofrecía la posibilidad de disfrutar y tomar algo de aire al mismo tiempo, ya que nos encontrábamos en la antesala del ocaso del concierto. Para el mismo, nos tenían reservados dos temas más, ambos de Hymn To The Immortal Wind, demostrando una vez más que es su álbum favorito y, posiblemente, el de mayor calidad. Ashes In The Snow y Everlasting Light fueron las escogidas, en un cierre típico de la banda, para acabar por todo lo alto, retomando el vuelo  que supuso su compañera de álbum, Pure As Snow, y haciéndonos vibrar con todo su espectro sonoro, de un extremo a otro. 

Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Tras acabar el espectáculo, en esta ocasión, no había división de opiniones. Las caras y los cuerpos de la gente hablaban por sí mismos: sonrisas, abrazos, ojos abiertos como platos intentando dar crédito a lo vivido e, incluso, alguna lágrima cayendo mejilla abajo… Mono se cascaron un concierto perfecto, con un sonido abrumador tanto en la calma como en la tormenta, tormenta cuya ferocidad podría sacar los colores a muchos grupos metaleros. El único pero que podría encontrarles es no haber escuchado Halcyon, que se encontraba en su menú del día, aunque, tras lo presenciado, me parece migajas. En definitiva, Mono nos vuelven a demostrar que son un grupo único, tanto en sus preciosas obras de estudio como en su apoteósico directo. Larga vida para ellos... y muchas visitas a Barcelona, por favor.

Club: La [2] de Apolo
Lugar: Barcelona
Fecha: 2.5.2015
Valoración
Helen Money bien, pero demasiado ecléctica para agradar a todos.
Mono... en modo leyenda.
Comando Melomaniacs: Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, PM Dani, Peter OD.


lunes, 6 de abril de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: The Seven Mile Journey - 04.04.2015 (Vox Livehouse, Wuhan - China)

DESCUBRIENDO POST ROCK DANÉS EN CHINA

Después de casi tres meses viviendo en China, un servidor se disponía a acudir a su primer concierto en el país más habitado del planeta. Tan prolongada época de celibato con la música en directo hace mella, por lo que acudía con ilusión a la cita. El lugar: la sala VOX Livehouse de Wuhan, epicentro de los eventos rockeros de la ciudad. El motivo: The Seven Mile Journey.    
Sinceramente, solo había escuchado un tema de este grupo danés, por gentileza del Melomaniac Grandpa, que ofició de una suerte de anfitrión virtual del evento a 9500 km. de distancia. Las buenas sensaciones que me dejó el corte fueron acicate suficiente para motivarme a descubrirlos en directo. Ir a bolos a ciegas es una práctica totalmente habitual para mí en mi Barcelona del alma, principalmente gracias a la compañia y propuestas del Melomaniac PsychedelicMysticDani y nuestras visitas al Rocksound, así que feliz y contento salí de casa y, 45 minutos de taxi después, me hallaba en la puerta de la sala.



Como he comentado anteriormente, la sala VOX es el lugar de encuentro de los amantes de la música alternativa de la ciudad de Wuhan, tanto en su faceta de local de conciertos como de club nocturno. Su estrecha entrada conduce a unas escaleras para acceder al recinto. Nada más salir de ellas encontramos de frente la barra, que queda a la izquierda del cuerpo de la alargada sala, mirando al escenario. En ella, afortunadamente, se ofrecen cervezas de importación, detalle fundamental cuando se está en China, ya que las locales son infames. A la misma altura pero en el lado opuesto, justo a la altura del hueco de las escaleras, existe un pequeño espacio con taburetes altos, reposa-bebidas y mayor iluminación, que seguramente sea la invitación subliminal que todos aquellos que prefieren charlar a ser absorbidos por la música necesitan y deberían abrazar. Al fondo, por detrás de este ambiente, un par de billares y unas escaleras que dan a una pequeña estancia superior, con otra barra,  sillas, mesas y sofás, además del puesto de control y la mesa de mezclas en un espacio cerrado. Mientras esperaba en esta barra, bourbon en mano, con mis acompañantes el inicio de la actuación, tuve la oportunidad de comprobar como de 18 personas que moraban el habitáculo, 14 estaban absortas en su teléfono móvil. Muy chino. El ambiente general del lugar encajaba perfectamente en el de sala de conciertos rockera/antro: oscurilla, llena de pósters de conciertos pasados, pintadas, dibujos, cuadros, fotos de actuaciones, "suciedad"... ¡Gloria pura! La verdad, me pareció muy pero que muy digna, a la altura de cualquier buena sala alternativa de las "nuestras".


El concierto se abrió con la actuación de un grupo local de rock/metal alternativo cuya valoración prefiero pasar por alto, tanto por ahorrar tiempo y letras como por no parecer un desalmado sin piedad. Tras media hora y el parón correspondiente, aparecieron los cuatro miembros de The Seven Mile Journey sobre el escenario. Para mi gusto, el inicio fue algo desaborido. Mis oídos percibían un post rock genérico, sin demasiados matices, potencia o emotividad. El sonido, sin ser malo, tampoco conseguía engancharme totalmente a la propuesta. Poco a poco, tras los primeros temas, los daneses fueron creciendo y, dentro del encasillamiento de su música en el género, alcanzaron varios momentos reseñables en los que conseguí apreciar su personalidad como banda y disfrutar a otro nivel del concierto. Sus principales armas, piezas algo más largas en las que el recorrido típico postrockero de ambiente-desarrollo-crescendo estaba mucho más logrado, donde las atmósferas llenaban mucho más la sala y con las que se alcanzaban cotas épicas que hicieron vibrar al respetable. Mención aparte merece el bis, con diferencia, momento estelar de todo su repertorio y que, felizmente, nos dejó el mejor sabor de boca posible. Uno de los guitarristas apareció armado de una baqueta con la que ejecutó el largo último corte de principio a fin, como si de taping se tratara, con la que, excentricidades al margen, contribuyó a la creación del pasaje más denso e intenso del concierto. Saturando el sonido y coqueteando con el drone, este cuarteto danés ofreció una despedida contundente y totalmente efectiva.


Como apunte exótico, describiré muy brevemente la actitud del público oriental. Si bien su obsesión por los móviles pudo hacerme pensar que mi camino visual hasta el escenario podía ser un campo de obstáculos, la realidad no fue tal, y solo durante el primer tema pude atisbar un pequeño mar de celulares alzados sobre las cabezas. A este respecto, sinceramente, me pareció un mejor público que el español, demasiado adicto al recuerdo lo-fi. En cuanto a la respuesta entre canciones no hubo sorpresas: el pueblo chino no es expresivo y no tiende a exteriorizar sus emociones en público. Aplauso medio entre canciones, tres segundos. Poco movimiento y poco más que destacar.

Si bien el concierto en sí mismo no me dio motivos para pasar a la historia, sin dudas lo hará por haber sido el primero que he presenciado en territorio chinesco y, con bastante seguridad, por ser también el último. Tenía muchas ganas de ver a Sleepmakeswaves tras conocer que su gira china les traerá a aquí el día 19 de este mes, lo que desconocía es que forman parte de un festival de dos días, que apenas dispondrán de 40 minutos y que, obviamente, no me compensa pagar la entrada para tan corto espacio de tiempo. Así que, este bolo de The Seven Mile Journey, tendrá un lugar siempre en mi interior y no solo por el motivo ya anotado, sino por ser el primero en reseñar en este sacrosanto blog.

Club: VOX Livehouse
Lugar: Wuhan, China
Fecha: 4.4.2015
Valoración: teloneros infumables. Cabezas de cartel correctos. 
Bolo del que, exóticamente, me acordaré siempre.