DESCUBRIENDO POST ROCK DANÉS EN CHINA
Después de casi tres meses viviendo en China, un servidor se disponía a acudir a su primer concierto en el país más habitado del planeta. Tan prolongada época de celibato con la música en directo hace mella, por lo que acudía con ilusión a la cita. El lugar: la sala VOX Livehouse de Wuhan, epicentro de los eventos rockeros de la ciudad. El motivo: The Seven Mile Journey.
Sinceramente, solo había escuchado un tema de este grupo danés, por gentileza del Melomaniac Grandpa, que ofició de una suerte de anfitrión virtual del evento a 9500 km. de distancia. Las buenas sensaciones que me dejó el corte fueron acicate suficiente para motivarme a descubrirlos en directo. Ir a bolos a ciegas es una práctica totalmente habitual para mí en mi Barcelona del alma, principalmente gracias a la compañia y propuestas del Melomaniac PsychedelicMysticDani y nuestras visitas al Rocksound, así que feliz y contento salí de casa y, 45 minutos de taxi después, me hallaba en la puerta de la sala.
Como he comentado anteriormente, la sala VOX es el lugar de encuentro de los amantes de la música alternativa de la ciudad de Wuhan, tanto en su faceta de local de conciertos como de club nocturno. Su estrecha entrada conduce a unas escaleras para acceder al recinto. Nada más salir de ellas encontramos de frente la barra, que queda a la izquierda del cuerpo de la alargada sala, mirando al escenario. En ella, afortunadamente, se ofrecen cervezas de importación, detalle fundamental cuando se está en China, ya que las locales son infames. A la misma altura pero en el lado opuesto, justo a la altura del hueco de las escaleras, existe un pequeño espacio con taburetes altos, reposa-bebidas y mayor iluminación, que seguramente sea la invitación subliminal que todos aquellos que prefieren charlar a ser absorbidos por la música necesitan y deberían abrazar. Al fondo, por detrás de este ambiente, un par de billares y unas escaleras que dan a una pequeña estancia superior, con otra barra, sillas, mesas y sofás, además del puesto de control y la mesa de mezclas en un espacio cerrado. Mientras esperaba en esta barra, bourbon en mano, con mis acompañantes el inicio de la actuación, tuve la oportunidad de comprobar como de 18 personas que moraban el habitáculo, 14 estaban absortas en su teléfono móvil. Muy chino. El ambiente general del lugar encajaba perfectamente en el de sala de conciertos rockera/antro: oscurilla, llena de pósters de conciertos pasados, pintadas, dibujos, cuadros, fotos de actuaciones, "suciedad"... ¡Gloria pura! La verdad, me pareció muy pero que muy digna, a la altura de cualquier buena sala alternativa de las "nuestras".
El concierto se abrió con la actuación de un grupo local de rock/metal alternativo cuya valoración prefiero pasar por alto, tanto por ahorrar tiempo y letras como por no parecer un desalmado sin piedad. Tras media hora y el parón correspondiente, aparecieron los cuatro miembros de The Seven Mile Journey sobre el escenario. Para mi gusto, el inicio fue algo desaborido. Mis oídos percibían un post rock genérico, sin demasiados matices, potencia o emotividad. El sonido, sin ser malo, tampoco conseguía engancharme totalmente a la propuesta. Poco a poco, tras los primeros temas, los daneses fueron creciendo y, dentro del encasillamiento de su música en el género, alcanzaron varios momentos reseñables en los que conseguí apreciar su personalidad como banda y disfrutar a otro nivel del concierto. Sus principales armas, piezas algo más largas en las que el recorrido típico postrockero de ambiente-desarrollo-crescendo estaba mucho más logrado, donde las atmósferas llenaban mucho más la sala y con las que se alcanzaban cotas épicas que hicieron vibrar al respetable. Mención aparte merece el bis, con diferencia, momento estelar de todo su repertorio y que, felizmente, nos dejó el mejor sabor de boca posible. Uno de los guitarristas apareció armado de una baqueta con la que ejecutó el largo último corte de principio a fin, como si de taping se tratara, con la que, excentricidades al margen, contribuyó a la creación del pasaje más denso e intenso del concierto. Saturando el sonido y coqueteando con el drone, este cuarteto danés ofreció una despedida contundente y totalmente efectiva.
Como apunte exótico, describiré muy brevemente la actitud del público oriental. Si bien su obsesión por los móviles pudo hacerme pensar que mi camino visual hasta el escenario podía ser un campo de obstáculos, la realidad no fue tal, y solo durante el primer tema pude atisbar un pequeño mar de celulares alzados sobre las cabezas. A este respecto, sinceramente, me pareció un mejor público que el español, demasiado adicto al recuerdo lo-fi. En cuanto a la respuesta entre canciones no hubo sorpresas: el pueblo chino no es expresivo y no tiende a exteriorizar sus emociones en público. Aplauso medio entre canciones, tres segundos. Poco movimiento y poco más que destacar.
Si bien el concierto en sí mismo no me dio motivos para pasar a la historia, sin dudas lo hará por haber sido el primero que he presenciado en territorio chinesco y, con bastante seguridad, por ser también el último. Tenía muchas ganas de ver a Sleepmakeswaves tras conocer que su gira china les traerá a aquí el día 19 de este mes, lo que desconocía es que forman parte de un festival de dos días, que apenas dispondrán de 40 minutos y que, obviamente, no me compensa pagar la entrada para tan corto espacio de tiempo. Así que, este bolo de The Seven Mile Journey, tendrá un lugar siempre en mi interior y no solo por el motivo ya anotado, sino por ser el primero en reseñar en este sacrosanto blog.
Club: VOX Livehouse
Lugar: Wuhan, China
Fecha: 4.4.2015
Valoración: teloneros infumables. Cabezas de cartel correctos.
Bolo del que, exóticamente, me acordaré siempre.
Enorme Peter OutsideDick. Tus vivencias en territorio chino me encantan!!!
ResponderEliminarGrande chico! Como buen melomano aprecias más la calidad que el género.
ResponderEliminarEnorme reseña Peter OutsideDick, sin ser un grupo que hubiéramos ido a ver en Barcelona, sin ser un grupo al que le haremos un pre-order conjunto, sin ser un gran descubrimiento, tu asistencia para mí, es sin duda alguna, el "acicate" para ponerme a crear la última HDG, la HDG episodio 5, tercero para todos los públicos.
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