lunes, 11 de mayo de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: MONO + Helen Money - 02.05.2015 (La [2] de Apolo, Barcelona)



… Y TOCAMOS EL CIELO… 

El pasado 2 de mayo fue un día tremendamente especial para un servidor: tras mi reciente regreso de China, Melomaniacs se volvía a reunir para asistir a un concierto que, ni más ni menos, nos brindaba a los japoneses Mono, banda que, sin ningún género de dudas, entra en mi TOP 5 musical de todos los tiempos. Obviamente, el escenario era cuanto menos emocionante, en lo más amplio y profundo del término.

Allí estábamos todos a excepción de ChusNoMore, que es como el primo hermano al que se quiere con locura y que emigró al extranjero a trabajar: se deja ver muy poco pero siempre está presente en espíritu. Así pues, Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, Psychedelic Mystic Dani y una invitada de excepción para la fecha, Rosa, junto a quien les escribe, fuimos el megacomando melomaníaco encargado de disfrutarnos y cubrir el evento.

Tras algo de investigación en la red, la intrépida Helen Money había generado cierta expectación, no solo por su idiosincrasia musical sino también por haber colaborado con sus cuerdas en grabaciones de grupos como los propios Mono, Russian Circles o Anthrax. En la cola del Apolo compartimos las ganas por descubrir en directo su propuesta, que, para los profanos, consiste en su cello, muchos pedales de distorsión y altas dosis de agresión sonora. En mi primer intento de síntesis explicativa tras visionar alguno de sus vídeos en youtube, afirmé que el rollo de esta americana resultaba de imaginar una mezcla entre la densidad de Sunn O))), la construcción de temas vía loop station de Russian Circles y riffs a lo Tool, todo escupido impúdicamente al público por un violoncelo tremendamente rabioso. Tras presenciar su directo, corroboro mis conjeturas, en un acto de autocomplacencia que espero sepan perdonarme. 

Los casi tres cuartos de hora que tuvo la californiana de 55 años sobre las tablas de La [2] consiguieron algo de mucho mérito para cualquier artista: no dejar indiferente a NADIE. Sus atmósferas densas y opresivas fueron el telón de fondo de todos sus temas, en los que muchos aprendimos todo el partido que se le puede sacar a un cello. Las técnicas de ejecución variaban con fluidez y, así, podíamos verla en modo clásico frotar sus cuerdas con el arco, y, solo un pestañeo después, usarlo para golpearlas con violencia... hasta acabar deshilachándolo. En otras ocasiones, prescindía de él, pero no de la vehemencia en su técnica manual de pizzicato y tapping. Sus loops permitían entremezclar todos estos recursos entre sí y autoconstruir cada tema en directo, al más puro estilo Mike Sullivan. Algunas baterías grabadas apoyaban determinados fragmentos. Muchos otros brotaban en compases irregulares pero todo, siempre, bajo la furia disonante y el estruendo sonoro subyacente a los brazos de Helen Money. 

Las sensaciones tras la conclusión de su actuación fueron dispares, como era presumible. Yo, sinceramente, disfruté de su concierto. A algunos les sorprendió, a otros les aburrió, a otros les pareció largo. A mí me gustan estas propuestas, y me parecen necesarias en la música y en el arte en general. En el caso de Helen Money, además de originalidad, transgresión y eclecticismo, se aprecia calidad y actitud (pasión intensa durante los temas y humildad y cercanía entre ellos al dirigirse al público) así que, desde aquí, mi aplauso para ella.

Turno para Mono y difícil tarea la mía, la de intentar poner palabras a la orgía sensorial que se produjo bajo el asfalto de Nou de la Rambla, 113. Yo sabía a lo que iba, no en vano era mi cuarta presencia en uno de sus directos, pero no fui capaz de anticipar la magnitud de la experiencia. ¿Sabéis por qué? Porque prever ese sonido y ese-nivel-de-magia era imposible. Superaron todo lo superable y se elevaron tan, pero tan alto, que a su mismo nivel solo podemos encontrar auténticas deidades musicales.

Como era previsible, abrieron su set con Recoil, Ignite, primer corte de su último disco, Rays of Darkness, primero sin contar con arreglos de cuerda en quince años. Durante los trece minutos de travesía inicial, Taka y compañía dejaron bien claro cuál iba a ser el camino a seguir. Cuando un grupo como Mono, que se mueve en los extremos de la música, que estremece con la belleza más frágil y pausada, que dinamita cajas torácicas y desata nuestra oscuridad más profunda, suena tan jodidamente bien en su primer tema significa que el viaje va a ser memorable. Y muchas otras cosas más, como que el nivel actual de la banda es superior. Nada más terminar el corte, Grandpa y Metal Lawyer, convinieron que solo con el primer tema habían destrozado el bolo de los mismísmos Russian Circles en Bikini de unas semanas atrás… y eso que RC son palabras pero que muy mayores y que ambos son fans acérrimos de los de Chicago. Veamos, yo no estuve allí, pero para que Russian sonaran mal, muchos problemas ajenos debieron padecer. Seguro.

Tras la demoledora apertura, los oriundos de Tokyo dieron un paso atrás en su discografía y nos condujeron a un tema (Unseen Harbor) de su anterior obra (For My Parents). Con él disfrutamos de la vertiente más preciosista del grupo, en un corte donde los tremolo picikings  abren camino constantemente y en el que, en su juego de dinámicas, el crescendo nunca llega a explotar pero el oyente siempre se mantiene en alta excitación. Prosiguieron los nipones con Kanata, esa joya contenida en The Last Dawn, publicado al mismo tiempo que Rays of Darkness, y con el que nos robaron el aliento y el corazón. Tamaki se sentaba al teclado para adentrarnos en uno de sus temas más bellos y que funcionó a la perfección en directo.


El concierto avanzaba, inexorable, por senderos de ensueño, y llegó Pure As Snow como una corriente de aire tibio para envolvernos y realzar nuestro vuelo todavía más arriba, todavía más gozoso. En su inicio, nos elevaron allá donde se gesta la nieve, con esas guitarras tan poéticas y sencillas, con esa percusión tan sutil y cuidada, y ese bajo minimalista que envuelve el conjunto. Sentir las notas del desarrollo central del tema en directo es algo impresionante: parecen crecer dentro de uno mismo e invadir todo nuestro cuerpo, poco a poco, llenándonos, expandiéndonos. Idéntica sensación parecía vivirse en el escenario: Tamaki empezaba a desatarse al bajo, Takada a incrementar la intensidad de sus golpes y, cuando el primer estallido del tema nos abría los ojos, pudimos ver a Taka y Yoda en pie de guerra con sus guitarras, por primera y única vez en la actuación. Y es que Pure As Snow sonó tan bien, tan oscura y arrebatadora en su tormenta de distorsión final, que se adueñó del público, sumiéndonos en un trance del que nadie hubiese querido salir jamás. La épica final con ambos guitarristas arrodillados, jugando con la saturación del sonido en sus pedales, suponía la guinda al pico de clímax del concierto.
 


Por motivos todavía desconocidos, Halcyon se caía del setlist y con ello la oportunidad de escuchar una canción previa a sus últimos tres trabajos. Pasamos, pues, a Where We Begin, también de The Last Dawn, en la que, manteniendo al máximo la calidad del sonido, Mono nos ofrecía la posibilidad de disfrutar y tomar algo de aire al mismo tiempo, ya que nos encontrábamos en la antesala del ocaso del concierto. Para el mismo, nos tenían reservados dos temas más, ambos de Hymn To The Immortal Wind, demostrando una vez más que es su álbum favorito y, posiblemente, el de mayor calidad. Ashes In The Snow y Everlasting Light fueron las escogidas, en un cierre típico de la banda, para acabar por todo lo alto, retomando el vuelo  que supuso su compañera de álbum, Pure As Snow, y haciéndonos vibrar con todo su espectro sonoro, de un extremo a otro. 

Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Tras acabar el espectáculo, en esta ocasión, no había división de opiniones. Las caras y los cuerpos de la gente hablaban por sí mismos: sonrisas, abrazos, ojos abiertos como platos intentando dar crédito a lo vivido e, incluso, alguna lágrima cayendo mejilla abajo… Mono se cascaron un concierto perfecto, con un sonido abrumador tanto en la calma como en la tormenta, tormenta cuya ferocidad podría sacar los colores a muchos grupos metaleros. El único pero que podría encontrarles es no haber escuchado Halcyon, que se encontraba en su menú del día, aunque, tras lo presenciado, me parece migajas. En definitiva, Mono nos vuelven a demostrar que son un grupo único, tanto en sus preciosas obras de estudio como en su apoteósico directo. Larga vida para ellos... y muchas visitas a Barcelona, por favor.

Club: La [2] de Apolo
Lugar: Barcelona
Fecha: 2.5.2015
Valoración
Helen Money bien, pero demasiado ecléctica para agradar a todos.
Mono... en modo leyenda.
Comando Melomaniacs: Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, PM Dani, Peter OD.


2 comentarios:

  1. Poco más que añadir a ésta gran reseña (de un gran día, por cierto), por lo que simplemente haré unos apuntes personales; Helen Money. Quizás no fue la decisión más acertada elegirla como telonera de un grupo del calibre de Mono, por mucho que haya sacado un disco con Jarboe. Su propuesta, junto con la actitud de la misma encima del escenario, sumado al hecho que había muchas ganas o ansias, como quieras llamarlo, de ver a Mono, hizo que no disfrutara de su show y que realmente su música no me dijera nada. Maybe next time...

    Lo de Mono ya fueron palabras mayores. En pocos conciertos tan inmersivos y de tan alta calidad, tanto de ejecución como de sonido he estado..me vienen a la memoria por ser quizás los más recientes en este tipo de experiencia el de NIN en el PS2014 o el de Amenra en Razz3..pero ya te digo que los puedo contar con los dedos de la mano. Me gustaría destacar, el que para mi fue el cénit del bolo que llegó en la canción Kanata. En el momento en que Tamaki se sentó en el piano y sonaron las primeras notas empezó mi viaje, en el cual Taka hacía de guía mientras agitaba su brazo derecho, sumiéndonos en la melancolía más absoluta; viaje que no acabaría hasta finalizar el bolo hora y media después (aunque se me hizo tremendamente corto, diría que tocaron hora y media, no?). Sin duda unos grandes, y un bolo que estará grabado a fuego en mi mente el resto de mi vida.

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  2. ¡Cuánta razón en lo de Amenra! Fechado el mismo día que el RSD, fue uno de los bolos más brutales en los que he estado jamás :)

    Gran aporte, ML. Me encanta que comentes :-D

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