viernes, 17 de abril de 2015

GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR – Asunder, Sweet and Other Distress (Constellation Records, 2015)


RESEÑA A FONDO
SUPREMACÍA EN EL TRONO
  
Escribir sobre Godspeed You! Black Emperor es siempre placentero e intrincado al mismo tiempo. Por un lado, es un gozo dedicarse a una de las formaciones de mayor calidad y trascendencia de las últimas décadas; por otro, nunca es tarea fácil atreverse a juntar letras sobre todo lo que suponen. Quien bien les conoce sabe que no estamos hablando de un grupo al uso, común, y, por tanto, nada que de lo que les constituye tiene ese cariz: ni sus canciones, ni su formación, ni su imagen, ni su carrera, ni sus lanzamientos. En lo que más nos importa, su música, es donde la cosa se pone realmente difícil. Creo que todo intento de describirla con palabras será eternamente fatuo. Sin embargo, es precisamente lo que voy a hacer, en una de esas ambivalentes contradicciones que dan vida al arte y a la propia vida.

 Tras un hiato indefinido que, en términos de lanzamientos, se prolongaba desde 2003 y su Yanqui U.X.O., el colectivo canadiense retornó al panorama internacional con Alellujah! Don’t Bend! Ascend! en 2012. Si bien la noticia resultó excelente, como el propio álbum, no podemos considerar que éste nos mostrara la evolución de la banda casi una década después de su última propuesta, ya que su contenido eran composiciones realizadas a principios de milenio y que tocaron regularmente en directo durante todo ese período. Así pues, este Assunder, Sweet and Other Distress, supone la plasmación en estudio del primer material nuevo desde aquel parón, aunque, como cualquier elemento proveniente de mentes como la de Efrim Menuck y compañía, rara vez las primeras lecturas pueden darse como válidas. Los cuatro temas que contiene este LP han sido ejecutados regularmente en directo durante los últimos tres años como una sola pieza, que ha sido bautizada oficiosamente como Behemoth (título bastante apropiado, todo sea dicho) y que un servidor tuvo la ocasión de disfrutar en sus dos últimas actuaciones en Barcelona, el 31 de octubre del 2012 en la sala Apolo y en el pasado Primavera Sound.

Los más críticos y escépticos dirán que no hay nada nuevo bajo el sol. Están en su derecho y puedo llegar a entenderlos pero no estoy de su lado. Es evidente que el trabajo reseñado no supone una ruptura con su anterior discografía; es más, diría que es una continuación bastante lógica. No han roto la baraja pero han evolucionado. Todos los estratos y capas que conforman su todo sónico y conceptual han sufrido alteraciones y eso es evolución. Se observa en la forma:
-          Por primera vez desde su ópera prima, F A(1997), el álbum es LP sencillo y se queda en 40 minutos de duración.
-          El tema más largo no excede los 14’.
-          No existen discursos o grabaciones de campo.
El fondo también varía. Algunos de los matices que ya se adivinaban en Alellujah! Don’t Bend! Ascend! muestran cierta continuidad:
-      El lugar que en sus primeros tres álbumes ocupaba su particular ambient ha sido claramente sustituido por el drone.
-          Su sonido se ha recrudecido, dando una vuelta de tuerca a su anterior álbum. Las guitarras abarcan un ancho mayor del espectro sonoro, saltan más al primer plano, consiguiendo un conjunto más denso y pesado.
Asimismo, percibimos vientos frescos e inauditos:
-          Su sonido adquiere un cromatismo previamente inexplorado: se atisba cierta apertura luminosa, un acercamiento a un rango emocional hasta ahora inhóspito para la banda: la esperanza. Que nadie espere alegría: los emperadores siguen siendo negros. Pero dentro de la oscuridad de su universo apocalíptico, por momentos, encontramos una vía de escape: pasajes ligeramente conciliadores, tensión apaciguada y un fino hilo de luz al final de este mundo denostado, principalmente contenidos en el primer tema. Algo así, y salvando todas las distancias, como el Með suð í eyrum við spilum endalaust funcionó en la discografía de Sigur Rós.

Desgranaremos a continuación todo ello en estos cuatro cortes que contiene el disco y que, en clave Godspeed, podríamos definir como único tema dividido en tres movimientos.

1. Peasantry or ‘Light! Inside Of Light!’
Una solitaria batería a 6/4 ocupa los primeros segundos y antecede la poderosa entrada de las guitarras que, a fuerza de capas, construyen la primera atmósfera densa del álbum, acentuada por varios momentos noise. En el primer cambio de ambiente, el violín de la imprescindible Sophie Trudeau infunde un aroma a oriente medio que abre poco a poco el obturador del grupo y da paso a la citada esperanza. Esperanza siempre contenida y nunca desatada, representada análogamente por los órganos de David Bryant y su cometido en el conjunto. Esperanza siempre presente en Godspeed como concepto pero nunca desarrollada como sonido hasta ahora, como podemos comprobar aquí y aquí y aquí.
Desde el ecuador hasta el final de la canción, los canadienses se mueven en su territorio favorito: la creación de tensiones musicales que transportan al oyente en una levitación de continua contracción. A este respecto es de rigor destacar que la intensidad del viaje es notablemente menor que en sus anteriores álbumes. El tono, el drama, la pasión... el todo es más pausado y apacible. No existe el arrebato desgarrador de su primera época. Conocemos a los Godspeed más amables. No es de extrañar, pues, el título, en un contexto donde absolutamente nada de lo que sucede es casualidad.
2. Lambs’ Breath
Drone.
Drone.
Drone.
Parte del título del corte y observa la portada del disco: todo está ahí. La respiración eterna y ronca de la oveja. El sonido áspero y estático. El sol quemando la imagen. La oscuridad acechando. Aridez y desolación. Inquietud. Soledad. Ansiedad. Miedo. Irrealidad. Descanso tenso.
3. Asunder, Sweet
Descanso tenso. Un alivio onírico se presenta envuelto en mil sonidos, con máscara de dulce rescate, mas sin destapar jamás un rostro que sigue creyéndose siniestro. Separado de la luz, separado de la dulce esperanza que una vez pareció existir, Godspeed siguen sirviéndose de sus títulos y su maestría para manipularte emocionalmente como si en el interior de una película de David Lynch te hallaras.
4. Piss Crowns Are Trebled
Hasta que nos salvó el violín. Llegó su agudo en el oscuro mar de desesperanza y supimos que algo iba a cambiar. Y aunque el cambio no fuera inmediato, sabíamos que nos iba a salvar, que nos sacaría del constreñimiento claustrofóbico del núcleo. Y así fue: el violín deconstruyó. Y, tras derribar lenta y solo parcialmente el muro sónico construido en el movimiento que los dos temas anteriores suponen, asomó el regreso la mayor virtud de estos malditos hippies visionarios: su majestuosidad.
Piss Crowns Are Trebled es la confirmación de que la oscura supremacía de los emperadores negros reina con mayor vigor que nunca. Sobre un tiempo 3/4 regresamos a la esencia vintage del grupo: belleza atormentada, mezcolanza emocional y, cuando parece que la cinemática de lo épico nos eleva al suspiro contenido de un trance inquebrantable, llega, como es menester, la ruptura.  Tras un rígido estupor, se inicia el desencadenamiento final. La pasión incendiaria e insurgente domina el tema y construye lentamente el crescendo con un perfecto equilibrio entre un bajo distorsionado, riffs de guitarra rabiosos y el contrapunto tenso del violín, que nos deshidratan en un final orgásmico-agónico-antológico.
El apoteósico cierre del álbum me hace sentir un poco en cada uno de los seis trabajos del grupo, donde incluyo no solo su imprescindible EP de 1998, sino este mismo largo de 2015. Semejante afirmación me reconforta considerablemente, teniendo en cuenta la grandeza incomparable de la discografía de GY!BE, y me sirve para constatar el inmejorable estado de forma de la banda.

Maestros de la tensión en algo que me atrevo a denominar como narrativa musical, Godspeed You! Black Emperor bien podrían ser denominados como los Hitchcock, Lynch o Von Trier de la música contemporánea. Su manejo de los estados anímico-emocionales del oyente no tiene parangón y, sea cual sea la forma que adopte su propuesta sónica, no reducen su eficacia. No sufro al convenir que no estamos ante su mejor obra, me parece bastante obvio. Sin embargo, no dudo en afirmar que consiguen lo que solo los más grandes pueden lograr en la historia de la música: sus trabajos “menos buenos” son discos tremendos, de una calidad altísima. Evolucionan según sus propios estándares, no cumplen ningún cliché, mantienen un sonido propio, inconfundible. Son inimitables, literalmente. Son únicos y, sin lugar a dudas, en lo suyo son los mejores. Pasan y pasan los años y siguen haciendo realidad lo que otros solo logran soñar.

Puntuación: 8/10

Web oficial: GY!BE


lunes, 6 de abril de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: The Seven Mile Journey - 04.04.2015 (Vox Livehouse, Wuhan - China)

DESCUBRIENDO POST ROCK DANÉS EN CHINA

Después de casi tres meses viviendo en China, un servidor se disponía a acudir a su primer concierto en el país más habitado del planeta. Tan prolongada época de celibato con la música en directo hace mella, por lo que acudía con ilusión a la cita. El lugar: la sala VOX Livehouse de Wuhan, epicentro de los eventos rockeros de la ciudad. El motivo: The Seven Mile Journey.    
Sinceramente, solo había escuchado un tema de este grupo danés, por gentileza del Melomaniac Grandpa, que ofició de una suerte de anfitrión virtual del evento a 9500 km. de distancia. Las buenas sensaciones que me dejó el corte fueron acicate suficiente para motivarme a descubrirlos en directo. Ir a bolos a ciegas es una práctica totalmente habitual para mí en mi Barcelona del alma, principalmente gracias a la compañia y propuestas del Melomaniac PsychedelicMysticDani y nuestras visitas al Rocksound, así que feliz y contento salí de casa y, 45 minutos de taxi después, me hallaba en la puerta de la sala.



Como he comentado anteriormente, la sala VOX es el lugar de encuentro de los amantes de la música alternativa de la ciudad de Wuhan, tanto en su faceta de local de conciertos como de club nocturno. Su estrecha entrada conduce a unas escaleras para acceder al recinto. Nada más salir de ellas encontramos de frente la barra, que queda a la izquierda del cuerpo de la alargada sala, mirando al escenario. En ella, afortunadamente, se ofrecen cervezas de importación, detalle fundamental cuando se está en China, ya que las locales son infames. A la misma altura pero en el lado opuesto, justo a la altura del hueco de las escaleras, existe un pequeño espacio con taburetes altos, reposa-bebidas y mayor iluminación, que seguramente sea la invitación subliminal que todos aquellos que prefieren charlar a ser absorbidos por la música necesitan y deberían abrazar. Al fondo, por detrás de este ambiente, un par de billares y unas escaleras que dan a una pequeña estancia superior, con otra barra,  sillas, mesas y sofás, además del puesto de control y la mesa de mezclas en un espacio cerrado. Mientras esperaba en esta barra, bourbon en mano, con mis acompañantes el inicio de la actuación, tuve la oportunidad de comprobar como de 18 personas que moraban el habitáculo, 14 estaban absortas en su teléfono móvil. Muy chino. El ambiente general del lugar encajaba perfectamente en el de sala de conciertos rockera/antro: oscurilla, llena de pósters de conciertos pasados, pintadas, dibujos, cuadros, fotos de actuaciones, "suciedad"... ¡Gloria pura! La verdad, me pareció muy pero que muy digna, a la altura de cualquier buena sala alternativa de las "nuestras".


El concierto se abrió con la actuación de un grupo local de rock/metal alternativo cuya valoración prefiero pasar por alto, tanto por ahorrar tiempo y letras como por no parecer un desalmado sin piedad. Tras media hora y el parón correspondiente, aparecieron los cuatro miembros de The Seven Mile Journey sobre el escenario. Para mi gusto, el inicio fue algo desaborido. Mis oídos percibían un post rock genérico, sin demasiados matices, potencia o emotividad. El sonido, sin ser malo, tampoco conseguía engancharme totalmente a la propuesta. Poco a poco, tras los primeros temas, los daneses fueron creciendo y, dentro del encasillamiento de su música en el género, alcanzaron varios momentos reseñables en los que conseguí apreciar su personalidad como banda y disfrutar a otro nivel del concierto. Sus principales armas, piezas algo más largas en las que el recorrido típico postrockero de ambiente-desarrollo-crescendo estaba mucho más logrado, donde las atmósferas llenaban mucho más la sala y con las que se alcanzaban cotas épicas que hicieron vibrar al respetable. Mención aparte merece el bis, con diferencia, momento estelar de todo su repertorio y que, felizmente, nos dejó el mejor sabor de boca posible. Uno de los guitarristas apareció armado de una baqueta con la que ejecutó el largo último corte de principio a fin, como si de taping se tratara, con la que, excentricidades al margen, contribuyó a la creación del pasaje más denso e intenso del concierto. Saturando el sonido y coqueteando con el drone, este cuarteto danés ofreció una despedida contundente y totalmente efectiva.


Como apunte exótico, describiré muy brevemente la actitud del público oriental. Si bien su obsesión por los móviles pudo hacerme pensar que mi camino visual hasta el escenario podía ser un campo de obstáculos, la realidad no fue tal, y solo durante el primer tema pude atisbar un pequeño mar de celulares alzados sobre las cabezas. A este respecto, sinceramente, me pareció un mejor público que el español, demasiado adicto al recuerdo lo-fi. En cuanto a la respuesta entre canciones no hubo sorpresas: el pueblo chino no es expresivo y no tiende a exteriorizar sus emociones en público. Aplauso medio entre canciones, tres segundos. Poco movimiento y poco más que destacar.

Si bien el concierto en sí mismo no me dio motivos para pasar a la historia, sin dudas lo hará por haber sido el primero que he presenciado en territorio chinesco y, con bastante seguridad, por ser también el último. Tenía muchas ganas de ver a Sleepmakeswaves tras conocer que su gira china les traerá a aquí el día 19 de este mes, lo que desconocía es que forman parte de un festival de dos días, que apenas dispondrán de 40 minutos y que, obviamente, no me compensa pagar la entrada para tan corto espacio de tiempo. Así que, este bolo de The Seven Mile Journey, tendrá un lugar siempre en mi interior y no solo por el motivo ya anotado, sino por ser el primero en reseñar en este sacrosanto blog.

Club: VOX Livehouse
Lugar: Wuhan, China
Fecha: 4.4.2015
Valoración: teloneros infumables. Cabezas de cartel correctos. 
Bolo del que, exóticamente, me acordaré siempre.

jueves, 2 de abril de 2015

IZAH - Sistere (Nordvis, 2015)


RESEÑA A FONDO

ASÍ SE DEBUTA

Hace ya varias semanas, navegando la red en busca de nuevos lanzamientos de este 2015, topé con un artwork que me llamó la atención y que me instó a izar las velas y dejar que el viento internetil me llevara en dirección al paisaje forestal que dibuja su portada, territorio totalmente desconocido para mí en ese momento. Mi barco se detuvo en la costa holandesa, desde donde empecé el descubrimiento de estos oriundos de Tilburg llamados Izah.
 
Sistere supone el álbum debut para la banda, tras dos EP’s. Su larga duración (72’), repartida en apenas cuatro cortes, y el amplio espectro de sonidos que contiene, podrían suponer una propuesta muy arriesgada para esta joven banda, más si cabe al tratarse de su ópera prima. Sin embargo, no solo salen airosos de su apuesta, sino que consiguen un triunfo por todo lo alto, que les coloca desde ya mismo en el panorama sludge / postmetalero continental. Porque sí, supongo que el estilo que mejor les encaja es el sludge atmosférico o el post metal, pero como ya he comentado, su música abarca muchos otros. Es profunda, compleja y rica en matices. Veámoslo tema a tema.

1. Indefinite Instinct: a diferencia del título. El corte se abre con sonidos drone y atmosféricos, entre los que se insertan inquietantes cacofonías y que nos adentran en el bosque de Izah como si de un sueño opresivo se tratara. Pausada, entra la banda en acción, con un tempo lento, sin estridencias. La voz emana de las profundidades transmitiendo angustia y desgarro. Poco después, se inicia el vendaval postmetalero: riffs potentes, sonido compacto, atmosferas cuidadas y una voz que, al final de cada frase, me recuerda a Aaron Turner.
Tras el primer despliegue de contundencia y credenciales, un desvío nos conduce por un pasaje marcadamente post rock, que se inicia con sintetizadores y un tranquilo arpegio de guitarra, crece con la incorporación de capas, tremolo picking y un discurso, y prepara su desenlace con la llegada de la base rítmica, desenlace que nunca llega a estallar, sino que decelera para regresar a territorio metalero, con claras influencias de Rosetta. El final nos devuelve a la angustia del inicio cerrando el círculo de Indefinite Instinct, con un riff repetitivo y muy pesado, marcadamente sludge, y unas voces que encajan a la perfección con el título escogido.
2. Duality: demoledor inicio el de este tema, en el que la banda presenta una versión más acelerada y agresiva, con momentos fronterizos con un death metal de tiempos medios y con toques progresivos, que muchos otros bloggers coinciden en enlazar con The Ocean. Tras dos minutos de pura intensidad y de progresión de post a sludge, la caña se suaviza para dar paso a un melódico y efectivo riff de guitarra, donde siento la presencia de Cult of Luna. El ritmo es elevado, las secciones de la canción no se dilatan demasiado en el tiempo. Estos holandeses no están dispuestos a hacer demasiadas concesiones y pronto vuelven a la carga con ritmos rápidos y potentes, para volver a romperlos con riffs sludge y adentrarnos en una transición, nuevamente con discursos, que desemboca en un pasaje más calmado. Duality. El título que encaja de nuevo.
Dejando atrás la estela de Isis, la progresión central del tema se desarrolla muy a lo Amenra o Fall of Efrafa, pero con una personalidad apabullante. En ningún momento permiten al oyente adherirse a las comparaciones; se reconocen las influencias en muchos tramos, pero rápido salen de ellas, dejando claro que hay calidad en el proceso creativo, algo que demuestran en el tramo final, con un buen uso de riffs algo más melódicos que dotan de variedad al conjunto, y ofrecen momentos más épicos y emotivos al oyente.


3. Finite Horizon: brillante tema que se inicia con una incesante sucesión de alternancias de fraseos, estilos y tempos. Tras un "decreciente" riff sludgy inicial, y un breve pasaje doom, que deriva en voces limpias que serán recurrentes en el tema, se alcanza una sección de guitarras cortantes, riffs aceleradísimos, con dobles bombos a todo trapo e incluso blast beats, más propios de un grupo de death técnico/progresivo o math metal, que suponen el cénit de ejecución instrumental del álbum. El momento central del tema me vuelve a transportar a los Isis más atmosféricos, con las voces limpias antes mencionadas, que me recuerdan mucho a alguien y (¡demonios!) no-sé-a-quién, alternándose con las desgarradas y agónicas. El clímax generado ya se mantendrá hasta el final del corte, regalándonos el fragmento de mayor emoción del disco.

4. Sistere: no satisfechos con la demostración realizada en los tres temas previos, que oscilan entre los 11 y casi 16 minutos de duración, Izah cierra el disco con este mastodonte de 31.  Y menudo mastodonte, pura calidad. Tras un inicio de post metal atmosférico de altos vuelos, nos atraviesa el pecho de lado a lado, en una fracción de segundo, la irrupción de un black metal atmosférico que nos mantiene con el diafragma contraído los tres minutos que se dilata en el tiempo y en nuestra alma. Sin duda, uno de los mejores momentos de su trabajo. La travesía continúa con un desarrollo donde la electrónica constituye el elemento principal, en el que se incrustan samples de diálogos tomados de una compañía de danza y performances.  Los instrumentos van reincorporándose y fusionándose con esta escena, para devolvernos al camino inicial del post metal. Pero las sorpresas no han acabado en Sistere; solo estamos a medio tema. Hacia el tercio final, la aparición de trompetas y trombón nos volverá a dejar boquiabiertos, en una predespedida pausada y arrebatadora, de belleza desgarrada, que acaba por ser destruida completamente por el drone que concluye el tema y el disco.


Izah se muestran al mundo con un primer larga duración que rebosa ambición, riqueza y talento, y que seguramente no esté al alcance de demasiadas bandas. Tras él, es obvio que será un grupo a seguir tanto en directo como en su siguiente obra, en la que para mí deberán asumir dos retos principales. El primero, ser capaces de superar en calidad esta ópera prima. El segundo, ser capaces de encontrar una identidad algo más propia, que pueda definir su sonido como sello distintivo en su género, en el que podrían ser candidatos a subir a los puestos de privilegio en los próximos años. Pero no anticipemos tanto, que este Sistere todavía no ha visto la luz de las calles; su salida oficial está prevista para el día 12 de este mes. Como no podía ser menos un comando Melomaniacs ya ha hecho el preorder de esta joya, en 2xLP coloreado y espera ansioso su llegada para disfrutarlo a 33 revoluciones por minuto.
 


Puntuación: 7/10
Sello: Nordvis