jueves, 14 de mayo de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: TORCHE + Mount Cane - 08.05.2015 (Razzmatazz 3, Barcelona)

MOVIENDO EL ESQUELETO A RITMO DE SLUDGE

Seguimos de semana grande en Barcelona. En esta ocasión era turno para Torche, esos evangelizadores del sludge más pegadizo y divertido que existe hoy en día en toda la escena. Abrían para ellos los locales Mount Cane, a los que pude ver solo en sus últimos tres temas, gracias a la incompetencia supina de la sala, en cuya web se habían modificado erróneamente los horarios, retrasando el inicio del concierto en una hora. Así pues, me presenté puntual según el "nuevo horario" y, para mi sorpresa, al entregar la entrada en el acceso a la sala, pregunté por el ruido y me dijeron que el bolo había empezado hacía un rato, con algo de retraso pero sobre la previsión original. Ante mi indignación, la persona encargada del control de acceso, a mi entender, el promotor del bolo, me insistió en que siempre me fíe de los horarios de las promotoras más que de las salas, al menos en su caso. En fin, tomo nota.



Empecemos: solo pude ver 15-20 minutos de actuación de los barceloneses, que practicaban un sludge bastante genérico y sin grandes holguras. Su actitud y energía estuvieron a un buen nivel y podría decirse que, tratándose del típico perfil de telonero local, ofrecieron lo que se esperaba de ellos.

Poco después, subía a las tablas de la asimétrica Razz 3 la formación de Miami y no es que tuviera "miedo" de que hicieran un mal bolo, ni mucho menos, pero sí temía que se centraran demasiado en su último disco, ese Restarter aburrido y decepcionante que nos entregaron hace unos meses. Afortunadamente, los de Steve Brooks, no se andaron con chiquitas y empezaron en modo apisonadora. Abrir con Piraña / Sandstorm es abrir con éxito, es hacer una declaración de intenciones y meterse al público en el bolsillo. Desde ese momento, puro disfrute.


Quien conoce a Torche es consciente de que hay cabida para la "diversión", los hooks y los momentos catchy en el metal. Perdón, en el sludge metal, que esta gente afina su sexta cuerda en la y suenan pesados, distorsionados y enfermizos como el infierno cuando se lo proponen. Ése es su sello, mezclar ambas cosas para un resultado final único, sobre todo por su infinito buen rollo, y eso es lo que consiguieron provocar en el público. Con un setlist pre-bises muy equilibrado, conectaron rápidamente con su audiencia, que nos dedicamos no solo a agitar nuestras cabezas, sino también a mover un poco el esqueleto a ritmo de trallazos como Grenades, Healer, Kicking o Vampyro. Si bien el sonido podría haber sido algo mejor (las segundas voces de Andrew Elstner no se escuchaban demasiado desde mi posición, algo que también sucedía en ocasiones con su guitarra, y, por otro lado, el sonido general se presentaba ligeramente embarullado) la actuación de los de Florida fue notable. Su base rítmica aúna la contundencia en las pesadísimas líneas de bajo de Jonathan Núñez y la excelente labor a las baquetas de Rick Smith, que dota de mucha versatilidad rítmica a la banda y que ofreció todo un recital de contratiempos en sus riffs. Sobre ella, Elstner y Brooks jugaban con sus guitarras y voces para dar ese color especial que tiene su música.

Como el lector podrá comprobar fácilmente, gracias al empeño de la casa en ofrecer material de calidad (ver foto), la banda nos tenía preparado un bis con cuatro temas, todos ellos de su última obra. Si hasta el momento, la elección de su repertorio me había parecido muy acertada, no puedo decir lo mismo de su cierre. Entiendo que quieran dar importancia y promocionar su Restarter, pero así no consiguieron sobre la audiencia el mismo efecto que con sus elecciones previas. Hubiera bastado concluir con cualquiera de esos memorables y movidos temas de 2-3' para mandarnos a casa con el mejor sabor de boca. Con el 1:26 de Walk It Off hubiera servido. Pero no. Habrá que estar atentos a la dirección artística que toma la banda a partir de ahora. Por mi parte, voto por que su próximo álbum se titule ReRestarter.

Al margen de actuación y sonido, presenciamos a unos Torche relativamente cercanos con el respetable, interactuando en ocasiones, si bien no aprovecharon demasiado el habla hispana de su bajista. En todo caso, sin ser adalides de la comunicación, su actitud fue positiva y totalmente acorde con su música.

En fin, muy buen bolo de Torche, que siempre son superagradecidos de presenciar en directo. Mantienen a uno con el cuerpo siempre en movimiento y con un buen rollo increíble... en un concierto de metal. Sí, ya lo he dicho, pero es que es digno de encomio, ¡coñe! Como apunte final, añadir que quien escribe estas líneas se trasladó raudamente a la sala Rocksound, donde le esperaba PMD, para asistir al concierto conmemorativo del 2º aniversario de Red Sun, en el que tocaban Cuzo (Barcelona), Arenna (Euskadi) y Radar Men From The Moon (Holanda). Como micro crónica del evento valga comentar que fue un intenso momento de psicodelia con tres buenos grupos, muy diferentes entre sí, que hicieron las delicias de los allí presentes con sus variadas formas de llevarnos de viaje por sus particulares universos lisérgicos. Además, volvió la comunión triangular que nunca falla: Rocksound, PMD y un servidor.

Club: Razzmatazz 3
Lugar: Barcelona
Fecha: 08.05.2015
Valoración
Mount Cane: discretos pero cumplidores.
Torche: super disfrutable concierto para headbangear y bailárselo a tope con su sludge pegadizo
Comando Melomaniacs: Peter OD.

lunes, 11 de mayo de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: GOD IS AN ASTRONAUT + Soul Aside - 07.05.2015 (Music Hall, Barcelona)

EN LAS GRANDES LIGAS DEL POST ROCK EN DIRECTO

Nada como volver de la otra punta del mundo y, en muy poco tiempo, tener una de esas semanas de conciertos que a cualquiera haría pensar que se encuentra en el Reino Unido o Estados Unidos. Tras el nirvana de Mono, nos llegaba otra dosis de post rock a la ciudad condal, aunque se encuentre en las antípodas dentro del género respecto a la propuesta de los nipones. God Is An Astronaut volvían a Barcelona dos años después de su última visita y repetían emplazamiento: el Music Hall de Rambla Catalunya.

Abrieron el bolo los locales Soul Aside, que presentaban su primer lagro, llamado Canvas. La banda ejecutaba un post rock con mucho poso de rock alternativo / emo y con un sonido, a mis oídos, bastante barcelonés. Por momentos me recordaban a The Unfinished Sympathy, en algunos matices a la emotividad Madee y en otros a Exxasens. Todo quedaba en casa. Su concierto fue crecimiento constante: empezaron sonando bastante mal, pero mejoraron en cada uno de sus temas para concluir de forma notable. No solo su mejor sonido llegó en la clausura, sino que reservaron para el momento su mejor corte, elevando el listón de su concierto considerablemente.

God Is An Astronaut salían a la palestra a realizar el último bolo de su gira europea, que antecede al lanzamiento de su nuevo disco, Helios | Erebus, que aún tiene que ver la luz. Los irlandeses parecen haber invertido el orden lógico de la cultura musical en lo que a lanzamientos - giras se refiere, pero tampoco vamos a condecerles el dudoso mérito de ser los primeros en deleitarnos con semejante organización. Pero quedémonos con lo bueno: son una banda activa, que no para de girar y que derrocha energía y calidad a raudales sobre los escenarios. Veamos qué tal fue su espectáculo del pasado jueves.

La formación de los hermanos Kinsella es un valor seguro en directo. Esta era la cuarta vez que tenía la oportunidad de verlos y puedo asegurar que suenan realmente bien, sólidos y potentísimos. Para mí, como les sucede a muchos otros compañeros de género, destacan mucho más en directo que en estudio, donde, en mi opinión, trazan una clara línea descendente con sus últimos discos. Expectante me hallo ante qué nos ofrece el que tienen a punto de salir del horno. Pero centrémonos en el bolo, que esta vez no contaba con la proyección de audiovisuales, algo habitual en GIAA. Abrieron con Reverse World, de su todavía último álbum, para dar paso al primer momento vintage con The End Of The Beggining y Fragile, a las que acompañó Echoes, uno de sus mejores temas en toda su discografía. En este primer tramo ya pudimos comprobar las credenciales de los irlandeses: temas post rockeros de desarrollo corto, efectivos crescendos de poca duración, juego asociativo entre teclados/sintes y guitarras y, en definitiva, mucha más potencia que en sus grabaciones de estudio. Otro elemento destacable es la utilización de las voces en su música: todos consideramos a GIAA como un grupo instrumental, y es que éstas no son más que otro instrumento al servicio del conjunto. Sin articular palabras, simplemente aportando notas muy tocadas por los efectos, muy a lo Mogwai, las cuerdas vocales de Torsten Kinsella y Jamie Dean, contribuían a la creación de esas atmósferas tan vitales en sus composiciones.

El setlist nos ofreció mucha variedad: temas de su venidero trabajo y de los anteriores sin excepción, para que cada fan pudiera encontrar su momento durante la actuación. Todos ejecutados con altas dosis de energía, cuya mejor representación fueron las dos ocasiones en que Jamie Dean saltó con su guitarra a la pista para rockear entre los asistentes. El final se acercaba y el cuarteto sabía que debía jugar fuerte sus últimas manos. Así, nos deleitaron con Forever Lost y Fire Flies and Empty Skies para despedirse, aunque solo momentáneamente, ya que en su bis nos brindaron un tema nuevo y Suicide By Star, dejando claro, no solo en la elección de temas de clausura, sino en todo su repertorio, que cuando se trata de agradar al respetable, All Is Violent All Is Bright sigue siendo su mejor trabajo. Amén.

GIAA volvieron a demostrar que son un grupo de primera división en lo que a directos se refiere. Consiguen imprimir una potencia a su música de la que sus álbumes adolecen ligeramente. Veremos, insisto, que nos entregan con Helios | Erebus, porque, lamentablemente, sus grabaciones están haciendo decrecer mi interés en su propuesta, algo que no me pasa cuando los presencio en vivo. Cosas del post rock.


Club: Music Hall
Lugar: Barcelona
Fecha: 07.05.2015
Valoración
Soul Aside: inicio flojo; desarrollo de menos a más; gran final.
GIAA: directo de primera división postrockera
Comando Melomaniacs: Peter OD.


MELOMANIACS ON TOUR: MONO + Helen Money - 02.05.2015 (La [2] de Apolo, Barcelona)



… Y TOCAMOS EL CIELO… 

El pasado 2 de mayo fue un día tremendamente especial para un servidor: tras mi reciente regreso de China, Melomaniacs se volvía a reunir para asistir a un concierto que, ni más ni menos, nos brindaba a los japoneses Mono, banda que, sin ningún género de dudas, entra en mi TOP 5 musical de todos los tiempos. Obviamente, el escenario era cuanto menos emocionante, en lo más amplio y profundo del término.

Allí estábamos todos a excepción de ChusNoMore, que es como el primo hermano al que se quiere con locura y que emigró al extranjero a trabajar: se deja ver muy poco pero siempre está presente en espíritu. Así pues, Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, Psychedelic Mystic Dani y una invitada de excepción para la fecha, Rosa, junto a quien les escribe, fuimos el megacomando melomaníaco encargado de disfrutarnos y cubrir el evento.

Tras algo de investigación en la red, la intrépida Helen Money había generado cierta expectación, no solo por su idiosincrasia musical sino también por haber colaborado con sus cuerdas en grabaciones de grupos como los propios Mono, Russian Circles o Anthrax. En la cola del Apolo compartimos las ganas por descubrir en directo su propuesta, que, para los profanos, consiste en su cello, muchos pedales de distorsión y altas dosis de agresión sonora. En mi primer intento de síntesis explicativa tras visionar alguno de sus vídeos en youtube, afirmé que el rollo de esta americana resultaba de imaginar una mezcla entre la densidad de Sunn O))), la construcción de temas vía loop station de Russian Circles y riffs a lo Tool, todo escupido impúdicamente al público por un violoncelo tremendamente rabioso. Tras presenciar su directo, corroboro mis conjeturas, en un acto de autocomplacencia que espero sepan perdonarme. 

Los casi tres cuartos de hora que tuvo la californiana de 55 años sobre las tablas de La [2] consiguieron algo de mucho mérito para cualquier artista: no dejar indiferente a NADIE. Sus atmósferas densas y opresivas fueron el telón de fondo de todos sus temas, en los que muchos aprendimos todo el partido que se le puede sacar a un cello. Las técnicas de ejecución variaban con fluidez y, así, podíamos verla en modo clásico frotar sus cuerdas con el arco, y, solo un pestañeo después, usarlo para golpearlas con violencia... hasta acabar deshilachándolo. En otras ocasiones, prescindía de él, pero no de la vehemencia en su técnica manual de pizzicato y tapping. Sus loops permitían entremezclar todos estos recursos entre sí y autoconstruir cada tema en directo, al más puro estilo Mike Sullivan. Algunas baterías grabadas apoyaban determinados fragmentos. Muchos otros brotaban en compases irregulares pero todo, siempre, bajo la furia disonante y el estruendo sonoro subyacente a los brazos de Helen Money. 

Las sensaciones tras la conclusión de su actuación fueron dispares, como era presumible. Yo, sinceramente, disfruté de su concierto. A algunos les sorprendió, a otros les aburrió, a otros les pareció largo. A mí me gustan estas propuestas, y me parecen necesarias en la música y en el arte en general. En el caso de Helen Money, además de originalidad, transgresión y eclecticismo, se aprecia calidad y actitud (pasión intensa durante los temas y humildad y cercanía entre ellos al dirigirse al público) así que, desde aquí, mi aplauso para ella.

Turno para Mono y difícil tarea la mía, la de intentar poner palabras a la orgía sensorial que se produjo bajo el asfalto de Nou de la Rambla, 113. Yo sabía a lo que iba, no en vano era mi cuarta presencia en uno de sus directos, pero no fui capaz de anticipar la magnitud de la experiencia. ¿Sabéis por qué? Porque prever ese sonido y ese-nivel-de-magia era imposible. Superaron todo lo superable y se elevaron tan, pero tan alto, que a su mismo nivel solo podemos encontrar auténticas deidades musicales.

Como era previsible, abrieron su set con Recoil, Ignite, primer corte de su último disco, Rays of Darkness, primero sin contar con arreglos de cuerda en quince años. Durante los trece minutos de travesía inicial, Taka y compañía dejaron bien claro cuál iba a ser el camino a seguir. Cuando un grupo como Mono, que se mueve en los extremos de la música, que estremece con la belleza más frágil y pausada, que dinamita cajas torácicas y desata nuestra oscuridad más profunda, suena tan jodidamente bien en su primer tema significa que el viaje va a ser memorable. Y muchas otras cosas más, como que el nivel actual de la banda es superior. Nada más terminar el corte, Grandpa y Metal Lawyer, convinieron que solo con el primer tema habían destrozado el bolo de los mismísmos Russian Circles en Bikini de unas semanas atrás… y eso que RC son palabras pero que muy mayores y que ambos son fans acérrimos de los de Chicago. Veamos, yo no estuve allí, pero para que Russian sonaran mal, muchos problemas ajenos debieron padecer. Seguro.

Tras la demoledora apertura, los oriundos de Tokyo dieron un paso atrás en su discografía y nos condujeron a un tema (Unseen Harbor) de su anterior obra (For My Parents). Con él disfrutamos de la vertiente más preciosista del grupo, en un corte donde los tremolo picikings  abren camino constantemente y en el que, en su juego de dinámicas, el crescendo nunca llega a explotar pero el oyente siempre se mantiene en alta excitación. Prosiguieron los nipones con Kanata, esa joya contenida en The Last Dawn, publicado al mismo tiempo que Rays of Darkness, y con el que nos robaron el aliento y el corazón. Tamaki se sentaba al teclado para adentrarnos en uno de sus temas más bellos y que funcionó a la perfección en directo.


El concierto avanzaba, inexorable, por senderos de ensueño, y llegó Pure As Snow como una corriente de aire tibio para envolvernos y realzar nuestro vuelo todavía más arriba, todavía más gozoso. En su inicio, nos elevaron allá donde se gesta la nieve, con esas guitarras tan poéticas y sencillas, con esa percusión tan sutil y cuidada, y ese bajo minimalista que envuelve el conjunto. Sentir las notas del desarrollo central del tema en directo es algo impresionante: parecen crecer dentro de uno mismo e invadir todo nuestro cuerpo, poco a poco, llenándonos, expandiéndonos. Idéntica sensación parecía vivirse en el escenario: Tamaki empezaba a desatarse al bajo, Takada a incrementar la intensidad de sus golpes y, cuando el primer estallido del tema nos abría los ojos, pudimos ver a Taka y Yoda en pie de guerra con sus guitarras, por primera y única vez en la actuación. Y es que Pure As Snow sonó tan bien, tan oscura y arrebatadora en su tormenta de distorsión final, que se adueñó del público, sumiéndonos en un trance del que nadie hubiese querido salir jamás. La épica final con ambos guitarristas arrodillados, jugando con la saturación del sonido en sus pedales, suponía la guinda al pico de clímax del concierto.
 


Por motivos todavía desconocidos, Halcyon se caía del setlist y con ello la oportunidad de escuchar una canción previa a sus últimos tres trabajos. Pasamos, pues, a Where We Begin, también de The Last Dawn, en la que, manteniendo al máximo la calidad del sonido, Mono nos ofrecía la posibilidad de disfrutar y tomar algo de aire al mismo tiempo, ya que nos encontrábamos en la antesala del ocaso del concierto. Para el mismo, nos tenían reservados dos temas más, ambos de Hymn To The Immortal Wind, demostrando una vez más que es su álbum favorito y, posiblemente, el de mayor calidad. Ashes In The Snow y Everlasting Light fueron las escogidas, en un cierre típico de la banda, para acabar por todo lo alto, retomando el vuelo  que supuso su compañera de álbum, Pure As Snow, y haciéndonos vibrar con todo su espectro sonoro, de un extremo a otro. 

Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Grandson, Taka, Peter OD, The Metal Lawyer
Tras acabar el espectáculo, en esta ocasión, no había división de opiniones. Las caras y los cuerpos de la gente hablaban por sí mismos: sonrisas, abrazos, ojos abiertos como platos intentando dar crédito a lo vivido e, incluso, alguna lágrima cayendo mejilla abajo… Mono se cascaron un concierto perfecto, con un sonido abrumador tanto en la calma como en la tormenta, tormenta cuya ferocidad podría sacar los colores a muchos grupos metaleros. El único pero que podría encontrarles es no haber escuchado Halcyon, que se encontraba en su menú del día, aunque, tras lo presenciado, me parece migajas. En definitiva, Mono nos vuelven a demostrar que son un grupo único, tanto en sus preciosas obras de estudio como en su apoteósico directo. Larga vida para ellos... y muchas visitas a Barcelona, por favor.

Club: La [2] de Apolo
Lugar: Barcelona
Fecha: 2.5.2015
Valoración
Helen Money bien, pero demasiado ecléctica para agradar a todos.
Mono... en modo leyenda.
Comando Melomaniacs: Grandpa, Grandson, The Metal Lawyer, PM Dani, Peter OD.


viernes, 17 de abril de 2015

GODSPEED YOU! BLACK EMPEROR – Asunder, Sweet and Other Distress (Constellation Records, 2015)


RESEÑA A FONDO
SUPREMACÍA EN EL TRONO
  
Escribir sobre Godspeed You! Black Emperor es siempre placentero e intrincado al mismo tiempo. Por un lado, es un gozo dedicarse a una de las formaciones de mayor calidad y trascendencia de las últimas décadas; por otro, nunca es tarea fácil atreverse a juntar letras sobre todo lo que suponen. Quien bien les conoce sabe que no estamos hablando de un grupo al uso, común, y, por tanto, nada que de lo que les constituye tiene ese cariz: ni sus canciones, ni su formación, ni su imagen, ni su carrera, ni sus lanzamientos. En lo que más nos importa, su música, es donde la cosa se pone realmente difícil. Creo que todo intento de describirla con palabras será eternamente fatuo. Sin embargo, es precisamente lo que voy a hacer, en una de esas ambivalentes contradicciones que dan vida al arte y a la propia vida.

 Tras un hiato indefinido que, en términos de lanzamientos, se prolongaba desde 2003 y su Yanqui U.X.O., el colectivo canadiense retornó al panorama internacional con Alellujah! Don’t Bend! Ascend! en 2012. Si bien la noticia resultó excelente, como el propio álbum, no podemos considerar que éste nos mostrara la evolución de la banda casi una década después de su última propuesta, ya que su contenido eran composiciones realizadas a principios de milenio y que tocaron regularmente en directo durante todo ese período. Así pues, este Assunder, Sweet and Other Distress, supone la plasmación en estudio del primer material nuevo desde aquel parón, aunque, como cualquier elemento proveniente de mentes como la de Efrim Menuck y compañía, rara vez las primeras lecturas pueden darse como válidas. Los cuatro temas que contiene este LP han sido ejecutados regularmente en directo durante los últimos tres años como una sola pieza, que ha sido bautizada oficiosamente como Behemoth (título bastante apropiado, todo sea dicho) y que un servidor tuvo la ocasión de disfrutar en sus dos últimas actuaciones en Barcelona, el 31 de octubre del 2012 en la sala Apolo y en el pasado Primavera Sound.

Los más críticos y escépticos dirán que no hay nada nuevo bajo el sol. Están en su derecho y puedo llegar a entenderlos pero no estoy de su lado. Es evidente que el trabajo reseñado no supone una ruptura con su anterior discografía; es más, diría que es una continuación bastante lógica. No han roto la baraja pero han evolucionado. Todos los estratos y capas que conforman su todo sónico y conceptual han sufrido alteraciones y eso es evolución. Se observa en la forma:
-          Por primera vez desde su ópera prima, F A(1997), el álbum es LP sencillo y se queda en 40 minutos de duración.
-          El tema más largo no excede los 14’.
-          No existen discursos o grabaciones de campo.
El fondo también varía. Algunos de los matices que ya se adivinaban en Alellujah! Don’t Bend! Ascend! muestran cierta continuidad:
-      El lugar que en sus primeros tres álbumes ocupaba su particular ambient ha sido claramente sustituido por el drone.
-          Su sonido se ha recrudecido, dando una vuelta de tuerca a su anterior álbum. Las guitarras abarcan un ancho mayor del espectro sonoro, saltan más al primer plano, consiguiendo un conjunto más denso y pesado.
Asimismo, percibimos vientos frescos e inauditos:
-          Su sonido adquiere un cromatismo previamente inexplorado: se atisba cierta apertura luminosa, un acercamiento a un rango emocional hasta ahora inhóspito para la banda: la esperanza. Que nadie espere alegría: los emperadores siguen siendo negros. Pero dentro de la oscuridad de su universo apocalíptico, por momentos, encontramos una vía de escape: pasajes ligeramente conciliadores, tensión apaciguada y un fino hilo de luz al final de este mundo denostado, principalmente contenidos en el primer tema. Algo así, y salvando todas las distancias, como el Með suð í eyrum við spilum endalaust funcionó en la discografía de Sigur Rós.

Desgranaremos a continuación todo ello en estos cuatro cortes que contiene el disco y que, en clave Godspeed, podríamos definir como único tema dividido en tres movimientos.

1. Peasantry or ‘Light! Inside Of Light!’
Una solitaria batería a 6/4 ocupa los primeros segundos y antecede la poderosa entrada de las guitarras que, a fuerza de capas, construyen la primera atmósfera densa del álbum, acentuada por varios momentos noise. En el primer cambio de ambiente, el violín de la imprescindible Sophie Trudeau infunde un aroma a oriente medio que abre poco a poco el obturador del grupo y da paso a la citada esperanza. Esperanza siempre contenida y nunca desatada, representada análogamente por los órganos de David Bryant y su cometido en el conjunto. Esperanza siempre presente en Godspeed como concepto pero nunca desarrollada como sonido hasta ahora, como podemos comprobar aquí y aquí y aquí.
Desde el ecuador hasta el final de la canción, los canadienses se mueven en su territorio favorito: la creación de tensiones musicales que transportan al oyente en una levitación de continua contracción. A este respecto es de rigor destacar que la intensidad del viaje es notablemente menor que en sus anteriores álbumes. El tono, el drama, la pasión... el todo es más pausado y apacible. No existe el arrebato desgarrador de su primera época. Conocemos a los Godspeed más amables. No es de extrañar, pues, el título, en un contexto donde absolutamente nada de lo que sucede es casualidad.
2. Lambs’ Breath
Drone.
Drone.
Drone.
Parte del título del corte y observa la portada del disco: todo está ahí. La respiración eterna y ronca de la oveja. El sonido áspero y estático. El sol quemando la imagen. La oscuridad acechando. Aridez y desolación. Inquietud. Soledad. Ansiedad. Miedo. Irrealidad. Descanso tenso.
3. Asunder, Sweet
Descanso tenso. Un alivio onírico se presenta envuelto en mil sonidos, con máscara de dulce rescate, mas sin destapar jamás un rostro que sigue creyéndose siniestro. Separado de la luz, separado de la dulce esperanza que una vez pareció existir, Godspeed siguen sirviéndose de sus títulos y su maestría para manipularte emocionalmente como si en el interior de una película de David Lynch te hallaras.
4. Piss Crowns Are Trebled
Hasta que nos salvó el violín. Llegó su agudo en el oscuro mar de desesperanza y supimos que algo iba a cambiar. Y aunque el cambio no fuera inmediato, sabíamos que nos iba a salvar, que nos sacaría del constreñimiento claustrofóbico del núcleo. Y así fue: el violín deconstruyó. Y, tras derribar lenta y solo parcialmente el muro sónico construido en el movimiento que los dos temas anteriores suponen, asomó el regreso la mayor virtud de estos malditos hippies visionarios: su majestuosidad.
Piss Crowns Are Trebled es la confirmación de que la oscura supremacía de los emperadores negros reina con mayor vigor que nunca. Sobre un tiempo 3/4 regresamos a la esencia vintage del grupo: belleza atormentada, mezcolanza emocional y, cuando parece que la cinemática de lo épico nos eleva al suspiro contenido de un trance inquebrantable, llega, como es menester, la ruptura.  Tras un rígido estupor, se inicia el desencadenamiento final. La pasión incendiaria e insurgente domina el tema y construye lentamente el crescendo con un perfecto equilibrio entre un bajo distorsionado, riffs de guitarra rabiosos y el contrapunto tenso del violín, que nos deshidratan en un final orgásmico-agónico-antológico.
El apoteósico cierre del álbum me hace sentir un poco en cada uno de los seis trabajos del grupo, donde incluyo no solo su imprescindible EP de 1998, sino este mismo largo de 2015. Semejante afirmación me reconforta considerablemente, teniendo en cuenta la grandeza incomparable de la discografía de GY!BE, y me sirve para constatar el inmejorable estado de forma de la banda.

Maestros de la tensión en algo que me atrevo a denominar como narrativa musical, Godspeed You! Black Emperor bien podrían ser denominados como los Hitchcock, Lynch o Von Trier de la música contemporánea. Su manejo de los estados anímico-emocionales del oyente no tiene parangón y, sea cual sea la forma que adopte su propuesta sónica, no reducen su eficacia. No sufro al convenir que no estamos ante su mejor obra, me parece bastante obvio. Sin embargo, no dudo en afirmar que consiguen lo que solo los más grandes pueden lograr en la historia de la música: sus trabajos “menos buenos” son discos tremendos, de una calidad altísima. Evolucionan según sus propios estándares, no cumplen ningún cliché, mantienen un sonido propio, inconfundible. Son inimitables, literalmente. Son únicos y, sin lugar a dudas, en lo suyo son los mejores. Pasan y pasan los años y siguen haciendo realidad lo que otros solo logran soñar.

Puntuación: 8/10

Web oficial: GY!BE


lunes, 6 de abril de 2015

MELOMANIACS ON TOUR: The Seven Mile Journey - 04.04.2015 (Vox Livehouse, Wuhan - China)

DESCUBRIENDO POST ROCK DANÉS EN CHINA

Después de casi tres meses viviendo en China, un servidor se disponía a acudir a su primer concierto en el país más habitado del planeta. Tan prolongada época de celibato con la música en directo hace mella, por lo que acudía con ilusión a la cita. El lugar: la sala VOX Livehouse de Wuhan, epicentro de los eventos rockeros de la ciudad. El motivo: The Seven Mile Journey.    
Sinceramente, solo había escuchado un tema de este grupo danés, por gentileza del Melomaniac Grandpa, que ofició de una suerte de anfitrión virtual del evento a 9500 km. de distancia. Las buenas sensaciones que me dejó el corte fueron acicate suficiente para motivarme a descubrirlos en directo. Ir a bolos a ciegas es una práctica totalmente habitual para mí en mi Barcelona del alma, principalmente gracias a la compañia y propuestas del Melomaniac PsychedelicMysticDani y nuestras visitas al Rocksound, así que feliz y contento salí de casa y, 45 minutos de taxi después, me hallaba en la puerta de la sala.



Como he comentado anteriormente, la sala VOX es el lugar de encuentro de los amantes de la música alternativa de la ciudad de Wuhan, tanto en su faceta de local de conciertos como de club nocturno. Su estrecha entrada conduce a unas escaleras para acceder al recinto. Nada más salir de ellas encontramos de frente la barra, que queda a la izquierda del cuerpo de la alargada sala, mirando al escenario. En ella, afortunadamente, se ofrecen cervezas de importación, detalle fundamental cuando se está en China, ya que las locales son infames. A la misma altura pero en el lado opuesto, justo a la altura del hueco de las escaleras, existe un pequeño espacio con taburetes altos, reposa-bebidas y mayor iluminación, que seguramente sea la invitación subliminal que todos aquellos que prefieren charlar a ser absorbidos por la música necesitan y deberían abrazar. Al fondo, por detrás de este ambiente, un par de billares y unas escaleras que dan a una pequeña estancia superior, con otra barra,  sillas, mesas y sofás, además del puesto de control y la mesa de mezclas en un espacio cerrado. Mientras esperaba en esta barra, bourbon en mano, con mis acompañantes el inicio de la actuación, tuve la oportunidad de comprobar como de 18 personas que moraban el habitáculo, 14 estaban absortas en su teléfono móvil. Muy chino. El ambiente general del lugar encajaba perfectamente en el de sala de conciertos rockera/antro: oscurilla, llena de pósters de conciertos pasados, pintadas, dibujos, cuadros, fotos de actuaciones, "suciedad"... ¡Gloria pura! La verdad, me pareció muy pero que muy digna, a la altura de cualquier buena sala alternativa de las "nuestras".


El concierto se abrió con la actuación de un grupo local de rock/metal alternativo cuya valoración prefiero pasar por alto, tanto por ahorrar tiempo y letras como por no parecer un desalmado sin piedad. Tras media hora y el parón correspondiente, aparecieron los cuatro miembros de The Seven Mile Journey sobre el escenario. Para mi gusto, el inicio fue algo desaborido. Mis oídos percibían un post rock genérico, sin demasiados matices, potencia o emotividad. El sonido, sin ser malo, tampoco conseguía engancharme totalmente a la propuesta. Poco a poco, tras los primeros temas, los daneses fueron creciendo y, dentro del encasillamiento de su música en el género, alcanzaron varios momentos reseñables en los que conseguí apreciar su personalidad como banda y disfrutar a otro nivel del concierto. Sus principales armas, piezas algo más largas en las que el recorrido típico postrockero de ambiente-desarrollo-crescendo estaba mucho más logrado, donde las atmósferas llenaban mucho más la sala y con las que se alcanzaban cotas épicas que hicieron vibrar al respetable. Mención aparte merece el bis, con diferencia, momento estelar de todo su repertorio y que, felizmente, nos dejó el mejor sabor de boca posible. Uno de los guitarristas apareció armado de una baqueta con la que ejecutó el largo último corte de principio a fin, como si de taping se tratara, con la que, excentricidades al margen, contribuyó a la creación del pasaje más denso e intenso del concierto. Saturando el sonido y coqueteando con el drone, este cuarteto danés ofreció una despedida contundente y totalmente efectiva.


Como apunte exótico, describiré muy brevemente la actitud del público oriental. Si bien su obsesión por los móviles pudo hacerme pensar que mi camino visual hasta el escenario podía ser un campo de obstáculos, la realidad no fue tal, y solo durante el primer tema pude atisbar un pequeño mar de celulares alzados sobre las cabezas. A este respecto, sinceramente, me pareció un mejor público que el español, demasiado adicto al recuerdo lo-fi. En cuanto a la respuesta entre canciones no hubo sorpresas: el pueblo chino no es expresivo y no tiende a exteriorizar sus emociones en público. Aplauso medio entre canciones, tres segundos. Poco movimiento y poco más que destacar.

Si bien el concierto en sí mismo no me dio motivos para pasar a la historia, sin dudas lo hará por haber sido el primero que he presenciado en territorio chinesco y, con bastante seguridad, por ser también el último. Tenía muchas ganas de ver a Sleepmakeswaves tras conocer que su gira china les traerá a aquí el día 19 de este mes, lo que desconocía es que forman parte de un festival de dos días, que apenas dispondrán de 40 minutos y que, obviamente, no me compensa pagar la entrada para tan corto espacio de tiempo. Así que, este bolo de The Seven Mile Journey, tendrá un lugar siempre en mi interior y no solo por el motivo ya anotado, sino por ser el primero en reseñar en este sacrosanto blog.

Club: VOX Livehouse
Lugar: Wuhan, China
Fecha: 4.4.2015
Valoración: teloneros infumables. Cabezas de cartel correctos. 
Bolo del que, exóticamente, me acordaré siempre.

jueves, 2 de abril de 2015

IZAH - Sistere (Nordvis, 2015)


RESEÑA A FONDO

ASÍ SE DEBUTA

Hace ya varias semanas, navegando la red en busca de nuevos lanzamientos de este 2015, topé con un artwork que me llamó la atención y que me instó a izar las velas y dejar que el viento internetil me llevara en dirección al paisaje forestal que dibuja su portada, territorio totalmente desconocido para mí en ese momento. Mi barco se detuvo en la costa holandesa, desde donde empecé el descubrimiento de estos oriundos de Tilburg llamados Izah.
 
Sistere supone el álbum debut para la banda, tras dos EP’s. Su larga duración (72’), repartida en apenas cuatro cortes, y el amplio espectro de sonidos que contiene, podrían suponer una propuesta muy arriesgada para esta joven banda, más si cabe al tratarse de su ópera prima. Sin embargo, no solo salen airosos de su apuesta, sino que consiguen un triunfo por todo lo alto, que les coloca desde ya mismo en el panorama sludge / postmetalero continental. Porque sí, supongo que el estilo que mejor les encaja es el sludge atmosférico o el post metal, pero como ya he comentado, su música abarca muchos otros. Es profunda, compleja y rica en matices. Veámoslo tema a tema.

1. Indefinite Instinct: a diferencia del título. El corte se abre con sonidos drone y atmosféricos, entre los que se insertan inquietantes cacofonías y que nos adentran en el bosque de Izah como si de un sueño opresivo se tratara. Pausada, entra la banda en acción, con un tempo lento, sin estridencias. La voz emana de las profundidades transmitiendo angustia y desgarro. Poco después, se inicia el vendaval postmetalero: riffs potentes, sonido compacto, atmosferas cuidadas y una voz que, al final de cada frase, me recuerda a Aaron Turner.
Tras el primer despliegue de contundencia y credenciales, un desvío nos conduce por un pasaje marcadamente post rock, que se inicia con sintetizadores y un tranquilo arpegio de guitarra, crece con la incorporación de capas, tremolo picking y un discurso, y prepara su desenlace con la llegada de la base rítmica, desenlace que nunca llega a estallar, sino que decelera para regresar a territorio metalero, con claras influencias de Rosetta. El final nos devuelve a la angustia del inicio cerrando el círculo de Indefinite Instinct, con un riff repetitivo y muy pesado, marcadamente sludge, y unas voces que encajan a la perfección con el título escogido.
2. Duality: demoledor inicio el de este tema, en el que la banda presenta una versión más acelerada y agresiva, con momentos fronterizos con un death metal de tiempos medios y con toques progresivos, que muchos otros bloggers coinciden en enlazar con The Ocean. Tras dos minutos de pura intensidad y de progresión de post a sludge, la caña se suaviza para dar paso a un melódico y efectivo riff de guitarra, donde siento la presencia de Cult of Luna. El ritmo es elevado, las secciones de la canción no se dilatan demasiado en el tiempo. Estos holandeses no están dispuestos a hacer demasiadas concesiones y pronto vuelven a la carga con ritmos rápidos y potentes, para volver a romperlos con riffs sludge y adentrarnos en una transición, nuevamente con discursos, que desemboca en un pasaje más calmado. Duality. El título que encaja de nuevo.
Dejando atrás la estela de Isis, la progresión central del tema se desarrolla muy a lo Amenra o Fall of Efrafa, pero con una personalidad apabullante. En ningún momento permiten al oyente adherirse a las comparaciones; se reconocen las influencias en muchos tramos, pero rápido salen de ellas, dejando claro que hay calidad en el proceso creativo, algo que demuestran en el tramo final, con un buen uso de riffs algo más melódicos que dotan de variedad al conjunto, y ofrecen momentos más épicos y emotivos al oyente.


3. Finite Horizon: brillante tema que se inicia con una incesante sucesión de alternancias de fraseos, estilos y tempos. Tras un "decreciente" riff sludgy inicial, y un breve pasaje doom, que deriva en voces limpias que serán recurrentes en el tema, se alcanza una sección de guitarras cortantes, riffs aceleradísimos, con dobles bombos a todo trapo e incluso blast beats, más propios de un grupo de death técnico/progresivo o math metal, que suponen el cénit de ejecución instrumental del álbum. El momento central del tema me vuelve a transportar a los Isis más atmosféricos, con las voces limpias antes mencionadas, que me recuerdan mucho a alguien y (¡demonios!) no-sé-a-quién, alternándose con las desgarradas y agónicas. El clímax generado ya se mantendrá hasta el final del corte, regalándonos el fragmento de mayor emoción del disco.

4. Sistere: no satisfechos con la demostración realizada en los tres temas previos, que oscilan entre los 11 y casi 16 minutos de duración, Izah cierra el disco con este mastodonte de 31.  Y menudo mastodonte, pura calidad. Tras un inicio de post metal atmosférico de altos vuelos, nos atraviesa el pecho de lado a lado, en una fracción de segundo, la irrupción de un black metal atmosférico que nos mantiene con el diafragma contraído los tres minutos que se dilata en el tiempo y en nuestra alma. Sin duda, uno de los mejores momentos de su trabajo. La travesía continúa con un desarrollo donde la electrónica constituye el elemento principal, en el que se incrustan samples de diálogos tomados de una compañía de danza y performances.  Los instrumentos van reincorporándose y fusionándose con esta escena, para devolvernos al camino inicial del post metal. Pero las sorpresas no han acabado en Sistere; solo estamos a medio tema. Hacia el tercio final, la aparición de trompetas y trombón nos volverá a dejar boquiabiertos, en una predespedida pausada y arrebatadora, de belleza desgarrada, que acaba por ser destruida completamente por el drone que concluye el tema y el disco.


Izah se muestran al mundo con un primer larga duración que rebosa ambición, riqueza y talento, y que seguramente no esté al alcance de demasiadas bandas. Tras él, es obvio que será un grupo a seguir tanto en directo como en su siguiente obra, en la que para mí deberán asumir dos retos principales. El primero, ser capaces de superar en calidad esta ópera prima. El segundo, ser capaces de encontrar una identidad algo más propia, que pueda definir su sonido como sello distintivo en su género, en el que podrían ser candidatos a subir a los puestos de privilegio en los próximos años. Pero no anticipemos tanto, que este Sistere todavía no ha visto la luz de las calles; su salida oficial está prevista para el día 12 de este mes. Como no podía ser menos un comando Melomaniacs ya ha hecho el preorder de esta joya, en 2xLP coloreado y espera ansioso su llegada para disfrutarlo a 33 revoluciones por minuto.
 


Puntuación: 7/10
Sello: Nordvis